-Capítulo 10-

937 40 8
                                    


†††††

No puedo explicar las sensaciones que me invaden por dentro en este momento.

Nervios, confusión, emoción.

Miedo.

Definitivamente me percato de que el miedo en esta ocasión es el dominante en cuanto el posa su mano en mi hombro izquierdo.

—De verdad, no puedo creer que estés aquí— suelto con un toque de temblor en mi voz.

—Yo tampoco pero, acuerdos son acuerdos— dice añadiendo una suave risa al final.

—Aún no me lo puedo creer— susurro para mí mismo, secando el sudor de mis manos con el pantalón del uniforme.

—Muy bien, tengo que pasar a la dirección del instituto a arreglar unos asuntos, si me esperas podría invitarte a algún lado— susurra acercándose un poco a mi oído, supongo que con el propósito de que los demás presentes no lograran escuchar.

—De acuerdo— respondo aún tembloroso.

Y en un parpadear de ojos se encuentra entrando al instituto con un mar de gente a su alrededor.

—¡No me lo puedo creer!— exalta Brad, terminando con una risa extraña.

—Ni yo— paso mi mano derecha por la frente para remover el sudor que estaba comenzando a formarse.

De pronto logro escuchar como gritan mi nombre en un tono agudo y desagradable. Sara.

—¡Jason!— grita colocándose frente a mí —te vi yéndote al estacionamiento, te dije que me esperaras— masculla golpeando mi pecho con sus diminutas manos.

Creo que le dolerá más a ella que a mí.

—Bueno eso no importa ahora, ten, sal a dar una vuelta con Emily y tus amigos o algo— le digo entregándole las llaves de mi auto apresuradamente, pues por lo que veo no se ha percatado de la presencia de Zac en el colegio, y no tengo humor de aguantar sus ataques de locura en este momento.

—¿De verdad?— cuestiona abriendo anormalmente sus ojos —¿es acaso algún tipo de broma?— añade irónicamente tomando las llaves.

—No, no es ninguna broma, ¡ahora ve!— le digo mientras la empujo hacia el estacionamiento.

—Oye, ¿Qué es todo ese alboroto?— pregunta deteniéndose.

—No es nada, de seguro la maestra Mones volvió a desmayarse— continuo con mis empujones.

—Esta bien, le marcaré a Emily para ponernos de acuerdo, que de seguro ya va camino a su casa— dice antes de despedirse y correr hacia el auto con notoria rapidez.

Verifico que se suba al auto para regresar a donde Brad, quien se encontraba mirándome perplejo desde su lugar.

—¿Y ahora cómo piensas irte a tu casa?— se cruza de brazos recargándose en un pequeño árbol que había ahí.

—Pues no lo sé, Zac me acaba de decir que me iba a invitar a algún lugar —le digo rascándome la nuca sin poder verlo a los ojos.

—¿Cómo así?— se levanta de su cómoda posición —¿nada más de repente llega una estrella de Hollywood y te invita a salir?— pregunta sorprendido.

—Supongo que sí— digo con una leve risa.

—Entonces tú y Zac están, ya sabes— comienza a hacer señales extrañas con sus manos.

—Brad, deja de preguntarme cosas que ni yo puedo responder— le suelto un golpe en la cabeza.

—Te dejo que ahí viene tu enamorado— dice antes de palmearme la espalda y salir corriendo.

Cierro fuertemente los ojos, antes de sentir una mano presionar mi hombro.

—Ve a la esquina de la calle Eglinton, pasare por ti ahí— susurra en mi oído seguido de un ligero apretón en mi mano izquierda.

Solo me queda observar cómo se dirige al auto que lo espera, que a mi parecer, luce muy costoso, más costoso que el auto que usa mi padre en conferencias especiales.

De pronto me siento empujado por un montón de cuerpos que intentan llegar al auto para poder seguirlo.

Chicas hasta se quitan las bragas para poder captar su atención, y yo solo tengo que caminar a la calle Eglinton.

—¿Jason estás bien?— la voz de Savannah me saca de mis pensamientos. Como siempre.

—Claro, solo estaba pensando en unas cosas sin importancia— le respondo dejándole un beso en la mejilla.

—Bueno, oye quería saber si podrías darme un aventón a mi casa, no hay nadie que pueda venir por mí— se acomoda la mochila volteando a ver a la bola de alumnos que aún se encontraba afuera del colegio.

—Justamente hoy que le he dejado mi auto a Sara— le respondo captando toda su atención al instante.

—Okey Jason Coins, tú nunca le prestas tu auto a Sara— dice con cierta confusión en su rostro.

—Lo sé, pero quería hacer unas cosas con sus amigos y tampoco quise ser pesado— le respondo encogiéndome de hombros, mirándola por debajo de mi flequillo.

—¿De acuerdo? Entonces vayamos caminando— me toma del brazo derecho comenzando a encaminarnos hacia la salida.

—Espera— le digo soltándome de su agarre —el asunto es que tengo unas cosas que hacer— me rasco nerviosamente la nuca.

—Cosas que hacer ¿cuáles cosas?— se cruza de brazos frunciendo el ceño.

Si fue fácil engañar a Sara, con Savannah no será para nada igual.

—Pues unas cosas, es algo importante— asomo una pequeña sonrisa en mi rostro, esto siempre funciona.

—De acuerdo, ¿Entonces le has dejado tu auto a tu hermana menor, que aún no tiene licencia de conducir, solo para salir con sus amigos dejando de lado que tú tenías cosas importantes que hacer?— ríe irónicamente.

—Exactamente, y ya se me está haciendo tarde así que debería apurarme, adiós— me despido de ella antes de salir por el portón dirigiéndome a la calle Eglinton.

Puedo escuchar a lo lejos como Savannah le pedía a alguien que la llevara a su casa.

Miro la hora en mi celular.
Ya hace 10 minutos que Zac se fue del colegio, solo espero que aún esté ahí.

¿Estás seguro?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora