Capítulo 3

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Narra Inés

-Javi,basta-pedí.
Llevábamos media hora discutiendo, él insistía en que le diga dónde estaba y yo me negaba a darle la verdadera información.
Mi novio me esperaba en el living, acostado en el sillón con una cerveza en mano, vestido únicamente por sus boxers y pantuflas.
"Ya vas a ver Ine,cuando empieza la convivencia ¡chau romanticismo! " solía advertirme mi mamá, una solterona de 56 años.
Teníamos varias cosas en común, excepto que ella desde el...incidente, por decirlo de alguna forma, de mi progenitor, se negó totalmente al amor.
Por mi parte, soy de las que creen en el amor eterno, los finales felices y el matrimonio.
Resulta contradictorio con mi apariencia un tanto oscura. Suelo vestirme de negro y soy amante del rock, un gran maestro y acompañante para las luchas sociales.
El perfil de chica enamoradiza,por lo general va de la mano con géneros musicales como el pop y ropa color rosa.
No es que no me guste o nunca escuche a artistas "minitah" como Ricky Martín,pero no me identifico con sus canciones.
-Quiero saber en dónde mierda estabas-siguió gritando a pesar de que le pedí que deje de hacerlo.
-Ya te dije,estuve en la manifestación-mentí.
-Nunca volves tan tarde,no me mientas.
-Uff- revoleé los ojos-, no sos mi papá así que si no me crees, jodete. No tengo porqué darte explicaciones.
-Pero soy tu novio, y futuro esposo.
-¿Esposo?- pregunté. Estaba segura de que escuché mal.
-Sí-afirmó- , ¿te querés casar conmigo? En dos semanitas compro los anillos.
Mi nivel de desilusión fue tal que creí que iba a largarme a llorar.
Siempre imaginé una cena romántica, él agachado frente a mi con los anillos...No esto.
-No puedo creer que me lo pidas así, Javier.Me conoces, o eso quiero creer...
-¿Eh?- se notaba su enfado, la frustración lo recorría y ya estaba empezando a asustarme.
-Sin nada romántico...Velas, flores, los anillos...
-Realidad Inés, realidad se llama. Sos una histérica de mierda. Nos vemos otro día.
Y así se fue.
Suspiré, agotada por la marcha, la salida con aquél chico y la discusión con mi novio.

Gastón...
Su nombre invadía mis pensamientos.
Un baño relajante siempre era una gran ayuda para pensar y tranquilizarme.
Es lo que hago siempre que vuelvo a casa de un día difícil.
Una copa de vino descansaba sobre uno de los laterales de la bañera, con mi celular al lado.
Mientras buscaba en la página del Luna Park ese  evento, tomaba y relajaba mis músculos.
"Su compra ha sido realizada con éxito"
Saqué una captura de pantalla y sonreí.
Abrí whatsapp.
<<Gastón (en línea)>>
Y si Javier se quería poner celoso, iba a darle razones.

Gastón: Buenisimo!!! Vayamos arreglando así se por donde andas, gracias por venir. Me caíste bien, ¿podemos volver a vernos?
Inés: Cuando quieras ;)

Literalmente me pesaba el cuerpo.
Decidí salir de la bañera y meterme a mi cama, luego de vestirme y arreglar un poco mi pelo.

Dormí profundamente.
Desperté a las 7am.
Hoy estaba más pálida que nunca.
Peiné un poco mi oscuro cabello, e intenté aplacar mi complicado flequillo.
Fui a la cocina y preparé algunas cosas para desayunar: un té bien calentito, seis galletas oreos y un vaso de jugo de naranja natural.
Mientras ingería dichos alimentos, chusmeaba mi Twitter, enterandome de anécdotas de la manifestación de ayer y nuevas noticias importantes.
Contesté algunos mensajes de amigas y de mi hermana, y una vez que terminé, lavé y guardé los platos.
Cepillé mis dientes, y ya estaba lista para ir a trabajar.
Se venía una mañana larga, hoy tenía turno Marina, una complicada pero dulce (cuando quería) adolescente de 16 años.
Era un milagro cada vez que le sacaba información.
Si no fuera por sus padres que me comentaban los hechos más importantes de la semana, no sabría nada de ella.
Atendía varios pacientes con diversos problemas en una pequeña oficina a tres cuadras de mi casa.
El lugar era pequeño, pero cabía un escritorio, dos sillones y una mini biblioteca.
-Hola-la saludé.
Sus papás cuando me vieron entrar, me dijeron que esta semana había estado tranquila.
Pensaran que es bueno. No. Por cada semana de "descanso", después se viene algo peor.
Bostezó.
-Hola.
-¿Desayunaste?
-Sí.
-¿Algo para contarme?- más que una sesión de terapia, parecía una entrevista.
-No. Hoy no iba a venir, tengo sueño- se quejó.
Y así estuvimos una hora de la que no pude sacar mucho provecho.
Luego tocaba Germán, un chico de 14 con problemas de autoestima y de ansiedad.
-No puedo más de manija, Ine.
Con él tenía la suficiente confianza como para que no deba llamarme "doctora".
-¿A qué se debe?- pregunté divertida, cada semana venía con algo nuevo.
-Un recital- sus ojitos brillaban, y una sonrisa espléndida le iluminó la cara - .Te juró que iría YA a hacer la fila al Luna Park.
-¿Qué vas a ver?¿Cuando?
-28 de junio.Airbag. ¿Nunca te hablé de ellos?
-Mmm no, contame.
Durante otra hora escuché incontables halagos hacia la banda del chico que anoche había conocido (dato que no le mencioné a Germán).
Hablaba con tal emoción, que en un momento me perdí en sus palabras y me concentré en sus expresiones.
Quería verlo así siempre y disfrutar plenamente.
-Son unos genios. Tocan de puta madre.
-Me alegra mucho escucharte tan feliz. Ahora, es importante que bajes tu euforia,porque sino...cuando se pase el show ¿cómo vas a quedar? Baja un cambio. Lo mejor va a ser que te dediques a algo, ¿averiguaste para ir al gimnasio?
Me miró con vergüenza.
Su físico y el amor eran dos temas difíciles para él que prefería no mencionar.
Pero para esto es la terapia.

VorágineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora