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Me agradaba estar con Marian, no tenemos muchas cosas en común pero aún así había temas interesantes que platicar con ella, tenía pensado seguirme juntando con Marian pero no sabía como mantener una amistad, en la primaria no había hecho amigas, tenía un mejor amigo pero ya no nos veíamos, ¿amiga?, por Dios no había tenido una amiga. Termine de hacer todos mis deberes, aún tenía tiempo de sobra así que decidí meterme a bañar con calma, al salir me arreglé y partí hacia la escuela.

Al llegar vi que Marian ya se encontraba con su mamá frente a la puerta esperando a que la abrieran, no quise acercarme pero no podía dejar de mirarla, algo en ella me llamaba la atención pero no sabía que era, después de esperar un par de minutos abrieron la puerta dejándonos pasar, me dirigí de inmediato a mi salón, ella llegó antes que yo, en cuanto me vi se acercó a saludarme con un beso en la mejilla, me quede paralizada y poco a poco me fui poniendo roja, por dios esa mujer me chivio al darme un beso en la mejilla.

-¿Como estas? - logró llamar mi atención

-Bien y tu ¿como estas? - Contesté

-Con un poco de sed pero bien - sonrió

-Ven, vamos a la cafetería - extendi mi brazo para que caminara

No quería que ella tuviera sed, quería comprarle una agua, algo en mi me decía que tenía que complacerla, no entendía que era lo que me pasaba pero fuera lo que fuera me agradaba sentirlo.


Llegamos a la cafetería y me acerqué a pedir una botella de agua para ella y una coca cola para mi.

-Ten - extendi mi brazo con la botella de agua hacia ella.

-Gracias pero no te hubieras molestado - me sonrió y al mismo momento cogió la botella de agua.

-De nada, pero vamos que se nos va hacer tarde.

Nos dirigimos al salón que nos tocaba, cuando llegamos justamente tocó la chicharra, nos sentamos casi hasta atrás en la primera fila ya que los demás lugares ya estaban ocupados, yo me senté atrás de ella, en toda la clase no pudimos hablar porque la maestra nos tenía quietos y callados a todos, pero yo ya quería que llegará la hora del receso para estar con ella platicando.

No lograba entender que es lo que me pasaba con ella, pero no dejaba de verla y mucho menos estar nerviosa al dirigirle una palabra.

Ella Nunca Lo SabráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora