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Hay llegar a la escuela me encontré con Marian, al parecer ella venía de la cafetería, al verme sonrió y me saludó con un beso en la mejilla, conversamos de algunas cosas en el transcurso para llegar al salón, al llegar vi que allí estaban con las que Marian se había juntado esos días, se borró la sonrísa que había en mi rostro al momento de verlos.

Me jalo del brazo para acercarme a ellas, no puse ninguna objeción sólo demostre un gesto de desagrado.

Al llegar a donde estaban ellas Marian las empezó a saludar con un beso en la mejilla

-Quiero presentarles a Laura- Todos me voltearon a ver -mm hola- levante mi mano para saludar.

Cada uno empezó a decirme su nombre y me saludaron con un beso en la mejilla

-casi no te hemos visto en el salón- dijo Ana guardando una libreta en su mochila

-bueno como verán no soy una persona muy sociable- sonreí algo nerviosa. En ese momento llegó la maestra y tuvimos que entrar al salón.

La maestra nos dejó un trabajo que nos mantuvo ocupados toda la clase, termine el trabajo y enseguida ella terminó, nos fuimos a calificar y salimos del salón.

-Quieres ir a la cafetería??- pregunté

-claro, vamos- sonrió y caminamos, al llegar saque mi dinero y pedí dos Mexicolas, pague y camine hacia donde estaba Marian y se la di

-Gracias- me sonrió -de nada, vamos que se nos hará tarde- abrí la mexicola y le tome.

Llegó la hora del receso y decidimos sólo caminar, no decidimos comer nada ese día, ella no llevaba dinero y yo no tenía el suficiente para comprarle algo, asi que decidí no comprar nada

-hay que sentarnos aqui si?- me sonrió

voltie a verla -no tengo ganas de sentarme, traigo falda y es incómodo-

-Anda sólo será un rato- hizo un puchero

Por Dios no podía negarme a ese puchero, no podía negarme a lo que me decia -esta bien, pero sólo un rato-

Sonrió -de acuerdo- se sentó y yo también a lado de ella

-Cuéntame algo- dije mientras me quitaba el suéter

-1,2,3,4,5,6,7,8,9,10..- empezó a reír

-Jaja a que graciosa, ya enserio- coloque mi suéter en mis piernas para cubrirlas

-No se que contarte, mejor hay que hablar de los pájaros- soltó una pequeña risa

Estuvimos todo el receso hablando sobre los pájaros, la conversión fue graciosa porque decíamos aveces algunas cosas graciosas sobre ellos, tocó la chicharra y partimos al salón.

El resto del día fue aburrido, acabaron las clases, caminamos hacia la puerta me despedí de ella y marchamos a nuestras casas.

Nota: perdón si tarde en publicar el capítulo

Ella Nunca Lo SabráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora