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Las patadas en su puerta se detuvieron por un rato, ya que Louis logró dormir por unas cuantas horas hasta que estas volvieron a ser golpeadas con fuerza, haciendo que el pequeño despertara agitado.

A diferencia de hacia un rato, estas patadas persistieron por lo que el pequeño ojiazul se encogió en su cama y decidió que era tiempo de esconderse. Al estar sobrio, Troy solía ser un hombre el cual podía pasar un buen rato con su pequeño y único hijo, siempre compartían bonitas tardes cuando este no se encontraba bajo los efectos del alcohol pero aquello se reducía cada día más, el hombre había comenzado a beber sin parar y durante todo el día. Era por eso que el día que Troy estaba sobrio, el pequeño Louis lo aprovechaba al máximo.

Louis bajo de su cama abrazado del pequeño osito y tan solo deseo que la puerta resistiera un poco más. Abrió la puerta del armario y comenzó a sacar un par de zapatos para hacer espacio en la parte trasera de este, no le importaba el hecho de que ahí estuviera sucio y tal vez lleno de arañas, su más grande fobia.

Se escucharon un par de golpes más en la puerta antes de que se abriera y Troy se diera paso con la mirada furiosa. Louis se encogió dentro del armario, buscando un sitio donde pudiera sentarse.

—¡Se que estás aquí! —gritó Troy, su voz no se escuchaba como la de hacia un rato. Al parecer había hecho algo para que aquel estado se le bajara un poco.

A pesar de eso, Louis siguió temiendo de que al salir su padre pudiera hacerle algo, así que se mantuvo sentado dentro del armario.

—¡Louis! —grito una vez más, comenzando a patear cualquier cosa que se atravesará por su camino, incluyendo la cama. Comenzó a aventar y romper cosas de Louis furioso de que su hijo no saliera. El pequeño ojiazul comenzó a liberar las lágrimas que sus ojos habían estado guardando, en aquellos momentos tan solo deseaba desaparecer, tan solo quería dejar de existir y sobre todo, deseaba no sentir el dolor que su padre le provocaba.

Luego de unos minutos, el hombre salió del cuarto dando un portazo y dejando a un pequeño niño con la respiración hecho un lío gracias a los nervios. Louis intentó calmarse y para evitar riesgos de que su padre no volviera, se mantuvo en el suelo abrazándose a sus piernas y hasta que se aseguró de que el hombre no volvería, salió del armario. Miró la hora, eran más de las 11 y aún estaba despierto.

Sus manitas comenzaron a limpiar las lágrimas que llenaban su rostro mientras se ponía un suéter y unos tenis, no podía pasar la noche ahí y a pesar de que temiera salir a la calle a esas horas de la noche era mucho más seguro que mantenerse ahí. Camino hasta la puerta y la aseguró con llave por si su padre volvía a buscarle, ya que si no lo encontraba en cama seguramente le iría mil veces peor al volver. Luego de asegurarse de que estuviera bien cerrado camino hasta la ventana y dudó un poco, pero al pensar en Harry lo hizo decidirse por completo.

Salió por la ventana, su pequeña casa solo era de un piso por lo que salir por la ventana no era algo difícil. Comenzó a avanzar por la calle con temor y como no, si era un niño de 8 años caminando en la calle a media noche sin ninguna compañía más que un oso de peluche. Lo único que deseaba era llegar vivo a la casa de Harry.

Minutos después por fin estuvo frente a la casa de su mejor amigo, el problema era como es que iba a entrar. No podía tocar el timbre o despertaría a su madre y suficiente tenía con vivir prácticamente ahí como para molestarla a la mitad de la noche. El problema crecía con el hecho de que el cuarto de Harry dormía en el segundo piso.

Camino a la parte trasera de la casa y tomó unas cuantas piedras, lo suficientemente pequeñas para poder lanzarlas a la ventana de Harry sin llegar a romper el vidrio. Comenzó a lanzarlas de forma suave esperando que Harry no tardara en despertar, hacía demasiado frío fuera y había comenzado a temblar aunque aún no estaba seguro si era gracias al frío o al miedo que tenía, pero no fue necesario siquiera lanzar una tercera piedra, puesto que el cuarto se iluminó y ahí apareció él. Se tallaba los ojos mientras intentaba abrirlos y ver quien tocaba de su ventana, sabía que tal vez se trataba de Louis, pero en parte le aparecía imposible que él estuviera buscándole a aquellas horas de la noche.

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