Capítulo 2

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Elliot definitivamente no se esperaba esa respuesta, obviamente era el destino que le estaba recordando que él también tenía novia, por no hablar de futuro. Suponía que había sido el alcohol, ¿porque le había preguntado a Rebecca sobre el nombre de ese chico? No había absolutamente otra razón más que el alcohol. Rebecca y Elliot volvieron a casa a las tantas, cuando los padres de Elliot ya estaban durmiendo. 
Le costó conciliar el sueño, a pesar de que faltaban pocas horas para que se tuviesen que despertar. Apenas pudo dormir una hora cuando su despertador empezó a sonar fuerte. Él simplemente se dio la vuelta y escondió la cabeza debajo de la almohada, así se quedó por diez minutos hasta que escuchó unos golpes en su puerta.

-Adelante. - dijo casi inaudiblemente debajo de la almohada. La puerta se abrió.

-¿Que haces todavía en la cama? Tienes que bajar en veinte minutos a desayunar y hueles a alcohol. - escuchó la voz autoritaria de Rebecca - Arriba. A la ducha, tengo que limpiar tus sabanas.

Elliot se levantó sin ganas y se dirigió al baño. A los diez minutos salió con una toalla atada a la cintura, Rebecca seguía ahí, acomodando sus cosas. Le tiró unas prendas de ropa limpia.

-Vístete.

Elliot se vistió rápidamente mientras Rebecca estaba de espaldas a él, acomodando sabanas nuevas.

-Y...¿Hace mucho que estas con ese chico? - preguntó terminando de ponerse la camiseta.

-¿Con Brad? Bastante, no me gustan los aniversarios así que no sé exactamente, pero creo que año y medio.

-¿Y como es que nunca lo has traído?

-Aunque viva aquí, sigue sin ser mi casa, simplemente no puedo traer a mis amigos aquí. - Rebecca se giró y miró a Elliot de arriba abajo. - Ahora, si me disculpas, tengo más trabajo que hacer. Desayuno en cinco minutos, no tardes.

Cuando ya había terminado de desayunar se dirigió hacia su coche con Rebecca, tal como su padre le había indicado. Empezaba a sospechar que se pasaría en año entero llevando a Rebecca al Instituto. Al menos ahora sus instintos no le decían que tenía que tirarla del coche en marcha, su relación definitivamente estaba avanzando. 

Al llegar a su instituto Rebecca se bajó del coche y se fue con su grupo de amigos entre los cuales estaban Myles y Brad. Dio marcha atrás y se dirigió a su instituto. Como siempre las clases para él fueron interesantes y fáciles, hasta última hora que les tocaba filosofía, la materia odiada de Elliot. Nunca le salía bien, si solamente tuviese que memorizar algo o entenderlo sería perfecto, pero tenía que razonar cosas estúpidas y sin sentido que no le serían útiles en su vida. Todo lo contrario a lo que pensaban sus compañeros, ya que amaban esa materia y al profesor. La temática de las clases era sencilla, los alumnos entraban y se encontraban con una cita de algún filosofo importante escrita en la pizarra, el profesor explicaba cinco minutos que significaba mas o menos la cita y después pasaban el resto de la clase hablando y debatiendo sobre lo que ponía en cuestión la cita. 

Pero ese día al entrar en la clase no había ninguna cita escrita, Elliot pensó que sería seguramente porque era el segundo día de clase. Esperaba que ese profesor cambiase un poco la temática de las clases. 

-Señor Harris, ¿Acaso cambiará la temática de la clase? - preguntó Brooke con algo de miedo a que dijese que si, pero Elliot estaba deseoso por esa respuesta.

-No, no os preocupéis, la temática será la misma. - se escuchó un suspiro colectivo, excepto por parte de Elliot - La razón por la que hoy no hay cita famosa es porque mañana tendréis la primera excursión del curso. 

Todos se emocionaron demasiado apenas el señor Harris dijo eso, siendo estudiantes de una escuela privada esperaban un viaje lejos, pero no era exactamente lo que había en mente del señor Harris. 

Cuando nadie hablaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora