Rosas » GakuLuka/GakupoxLuka.

Lonely Girl.

La chica triste me llaman.

Solitaria, ingenua, tímida, triste, fría, y miles de cosas que ya las estoy creyendo.

"Quizá, en realidad ellos no mienten, quizá. . . Tienen razón."

¡No!

O bueno, tal vez  no quiero creer eso. . .

Me encontraba sentada en una silla, mientras miraba hacia la ventana con la mirada perdida.

Así soy yo, solitaria. Una chica de un cabello rosa, que antes era de un rosa alegre y vivo, ahora está hecho un desastre, ya tomando el color rosa opaco. Unos ojos celestes como un cielo, un cielo nublado con lluvia, o un color azul, como un mar de lágrimas. 

Unos labios que antes era tan suaves y carnosos, ahora estaban secos y sellados. Y una tez blanca, pálidez hasta el punto de parecer una hoja en blanco, esperando que alguien le dibuje unos colores para alegrarla. Vivía en una casa con mis mejores amigas, para recalcar.

Sí tan sólo pudiera volver a sentir algo en la vida, al menos quisiera sentir felicidad, aún sí es sólo por un momento tan corto.


— ¡Luka! — Mis pensamientos fueron interrumpidos por una melodiosa voz femenina, era Miku, una de mis mejores amigas. 

Sí, tengo amigas, ser fría no aleja las posibilidades de tener amigos. Claro, ellas estaban desde antes que pasara la tragedia con Luki. Tenía muchas amigas, ella eran Miku, Rin, Meiko, IA, Yukari, Miki, Iroha, Yuki, Ai, Rion, Miki, Neru, Rana y Haku.

Eran las mejores, las suficientes como para hacerme sentir un poco querida.

  —  ¿Sí? — Dije en un tono bajo.

  — Las chicas y yo iremos de compras, ¿Vienes? — Habló Rin, la cual estaba detrás de ella.

— No, gracias. — Respondí con amabilidad, no tenía ganas de hacer eso, ni siquiera animos.

Básicamente, no tenía ganas de hacer nada.

Luego de que las chicas rogaran tantas veces que vaya, se rindieron al saber que no iría por más que insistieran.

Al irse, suspiré con aburrimiento. El cual no duró cuando vi a Yuki, Ai y Iroha entrar por la puerta, seguidas por Neru y Haku.

  — Creí que irías. — Habló Neru, mientras fruncía el ceño y una sonrisa de dibujaba en sus labios.

 —  Creíste mal. — Contesté estirándome. 

  — Pues, nosotras nos iremos. — Manifestó Ai con una leve sonrisa llena de inocencia, mientras tomaba las manos de Yuki y Iroha, dirigiéndose a la puerta.

  — ¿¡Eh!? ¡Ah, no! Ustedes no irán a ninguna parte, no sin mi permiso. — Reprochó Haku, yo sólo rodeé los ojos.

— Déjalas ir. — Protesté.

— ¡Eso, eso, eso! — Señaló Yuki.

— ¡La calle está llena de peligros! ¡No las dejaré ir sin compañía de un mayor! — Vaciló Haku nuevamente.

Una idea vino a mi mente, me paré de la silla y caminé hacia las niñas, éstas me miraron confundidas.

  — Yo iré con ellas, las estaré protegiendo y cuidándolas de todo lo peligroso, ¿Va? — Dije, mirando a Haku y Neru sin expresión en mi rostro. Las niñas me miraron con una sonrisa llena de ilusión y felicidad.

  — ¿Las cuidarás? —Dijo Neru sorprendida. Sabía la razón de su reacción, pues yo casi nunca salía. Simplemente asentí. —Bien, vayánse, pero no vuelvan tarde, o Lily nos asesinará. —

Asentimos levemente y salimos de la casa. Centré mi mirada en las niñas y las miré con una leve curiosidad.

 — Y bien, ¿A dónde quieren ir? —  Pregunté con tranquilidad.

 — ¡Al parque! Nos encontraremos con unos amigos. — Contestó Yuki con una amplia sonrisa, las otras dos asintieron.

Divisé algún parque, ¡Ah! Justamente, se referían al que quedaba cerca de nuestra casa. Era amplio, y lindo, el césped estaba bien cortado, los árboles eran verdes y todos los niños jugaban en los juegos.

Quisiera sentir la misma felicidad que ellos sienten al jugar.  

Tomé de la mano a las niñas y me dirigí hacia allí. 

Al ver como las niñas se alejaban al encontrarse con sus amigos. Me fijé en ellos. Eran un un niño castaño, uno rubio con una particular venda, y uno más bajito que los otros peliverde, también habían dos niñas más, una de cabello rosa atado a unas adorables trenzas y una niña de cabello morado recogido en dos coletas.

Todos parecían adorar a las niñas, pues apenas llegaron se lanzaron a abrazarle.

  — ¿Tú eres la madre de ellas? — Preguntó una voz masculina detrás mío.

Me giré, para encontrarme a un hombre de cabello largo y morado, parecido al de la última niña nombrada. Estaba fumando, su mirada era fría pero llevaba una sonrisa ladina y maliciosa.

— No, vivo con ellas junto a otras chicas, somos mejores amigas. — Dije cortante, mientras me volvía a girar.

El asintió, mientras reía por lo bajo, confundiéndome por su acción.

— Yo soy el hermano mayor de el niño de cabello verde. — Dijo mientras aspiraba un poco de su cigarro.

— Oh. —  Solté.

— ¿Qué te trae por aquí, señorita sinemociones? —

¿Eh?

¿Cómo me acaba de llamar?

— ¿Disculpa? ¿Cómo me llamaste? — Dije incrédula, casi escupiendo las palabras.

Él sólo rió, para luego volver a tomar la palabra. — Señorita sinemociones, llevas una cara de nada desde que te vi salir de tu casa junto a las niñas. —

— Mira, no sé quien te creas pero-- —

 — Wow, wow, calm down.— Volvió a reír, dios, que hombre más irritante.

— ¿A qué viniste a hablarme? — Dije, tratando de sacarmelo de encima.

— No lo sé. —  Rodeé los ojos, idiota. — ¿Nos conocemos? — Dijo alzando las cejas.

— Creo que no. — Contesté.

— No fue una pregunta.— Tomó aire, para luego tirar el cigarillo en la basura.  — Fue una propuesta. 

Estoy jodida.

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