Capítulo 1. El pájaro y la bala

64 10 7
                                    


Lo tengo claro, tengo una vida de mierda, pero ya me he resignado a cambiarla. 

Cuando Colin me dijo que me casara con él... ¿qué iba a decirle? Llevábamos juntos media vida, supongo que ni me había detenido a analizar la pregunta, o bueno, la orden, porque con Colin no existían las preguntas.

Así que aquí estoy, escuchando...oyendo la voz que parece tan lejana y aislada de Bel mientras me cuenta su nueva discusión con Chris, y entre tanto yo, como una buena amiga, estoy pensando en mi brillante futuro: me casaré con un hombre que no me ama y al que yo no amo para consumar una relación que hace años dejó de funcionar, echaré un par de críos al mundo, viviré con un delantal con florecillas en la parte delantera mientras me esclavizo en mi propia casa. Le llevaré esas cervezas que tanto le gustan a Colin y por la noche, cuando nadie me vea, vaciaré las botellas de vino en una de esas tazas hechas por los niños con una decoración de macarrones, puede que hasta coloreados, para después...

-Lex, ¿cuánto hace que no me estás escuchando?- pregunta Bel en un tono gracioso pero molesto y se lleva su taza de café a los labios para darle un pequeño sorbo dejando la marca de su brillante pintalabios rojo alrededor de la taza.

-Lo siento, cariño, de verdad.- comienzo a excusarme y me paso una mano por el pelo, cerciorándome de que mi coleta sigue intacta. Suelo llevar el pelo atado ahora que está lo bastante largo como para recogérmelo, aunque sea una cola de caballo tan pequeña que más bien sería una cola de pony con problemas de crecimiento y la mitad del pelo se me escape cayendo a ambos lados de mi rostro.- Tengo la cabeza en otro sitio, lo siento, ¿qué me decías?

Bel se pone de pie, se sube de un tirón los tejanos que lleva puestos y se acerca más a mí, sentándose bajo uno de sus pies, adoptando una posición de complicidad.

-No importa, me interesa más lo que estás pensando. ¿Problemas con Colin?- Los ojos azules de Bel centellean de curiosidad bajo la tenue luz del bar en que nos encontramos, un local retro, pero con buena música y mejor café. Nos solemos sentar en las mesas del fondo del café, dónde no suele estar la gente ya que prefieren situarse en las mesas cercanas a las cristaleras, tanto para ver como para ser vistos.

-No, me ha dicho que nos casemos.- digo desinteresadamente dando un sorbo a mi humeante taza de café recién hecho. El calor concentrado me coge por sorpresa y trago rápido para no quemarme, sintiendo cómo el calor desciende por mi esófago abrasando. Maldigo para mis adentros.

-¿Y qué le has contestado?- su expresión se torna más seria. A Bel nunca le ha gustado Colin, jamás lo ha soportado y al contrario que yo, no tiene miedo a enfrentarse a él, llegando a discusiones absurdas en cualquier lugar. Aún recuerdo la noche que salimos a cenar y ellos comenzaron a discutir sobre mi plato de comida. Esa noche Chris y yo los dejamos allí discutiendo y nos fuimos a mi casa a esperar. Nos dio tiempo a ver la película de "Los Miserables" entera, a comentarla, a pedir pizza y a comérnosla antes de que ellos volvieran. Cuando finalmente lo hicieron, no se hablaban entre ellos y no nos hablaban a nosotros por haberles dejado allí tirados sin transporte de vuelta.

-Dije que sí.- sus ojos se abren como si estuviera loca. Yo la miro aún con mi desinteresada expresión y bajo la vista a la cucharilla que sostengo mientras le doy vueltas al café.- ¿qué querías que dijera?

-Veamos... ¿tal vez un "no"? Lex... ¿de verdad quieres hacer esto?

Me quedo callada, pretendiendo evadir la pregunta, pero no parece funcionar, por lo que finalmente me veo obligada a responder.

-¿Qué más da, Bel? Todo es tan ridículo...sabes cómo es.

-Sí, sé cómo es, y por eso no me puedo creer que te vayas a casar con él. Lex, eres joven e inteligente y aún así decides quedarte con el retrasado de Colin.

Trish Women's ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora