La Estrella Azul

Capítulo 6: El sigilo

El viejo y yo nos pusimos los uniformes y marchamos por el único "tren" si así se le puede llamar. Eran restos antiguos con pizas modernas de trenes ensambladas y colocadas malamente de tal manera que generaban una especie de tren. Debido a que era el único en esos tiempos de guerra tuvimos que colarnos sin que nos viesen.

-Tenemos que entrar por esta puerta trasera y colarnos por la zona de mercancías- dije yo

-y robar dos placas de identificación para más tarde poder colarnos dentro de la base- comentó el viejo

-¡Pues manos a la obra!

Nos introducimos y tuvimos que atar y secuestrar a dos funcionarios del tren. Una vez hecho esto, tuvimos que ir con sigilo hasta la parte delantera para cambiar el rumbo de las vías(ya que estas no seguían el rumbo establecido)y esperar que no nos pillasen.
El viejo me pasó una llave inglesa allí presente para xbiar la trayectoria pero justo cuando iba a cambiar el rumbo, dos guardias armados nos llamaron la atención y empezaron a disparar incluso con peligro de dar al aterrado maquinista.
"J" nos proporcionó dos pistolas y munición. De un momento a otro el sigilo había pasado a ser un violento tiroteo en el que cada vez venían mas guardias y justo en los últimos momentos antes del desvío de las vías, conseguí alcanzar la llave inglesa al viejo con la que consiguió cambiar la trayectoria.
Seguíamos luchando pero nos quedábamos sin balas y por muchos guardias que liquidásemos siempre venían más, así que arrinconados sin munición y a punto de ser asesindados dije:

-Viejo

-No hace falta que te despidas, no me gustan los finales

-No te voy a decir adiós sino...¡SALTA!

-¿Qué estás dicien...

Antes de que acabase la frase le empujé conmigo al vacío del tren y tras dar unas cuantas vueltas de campana conseguimos quedarnos en reposo. Inconscientes durante unas horas pero sin los guardias poder localizarnos ni saber nuestra identidad ni nuestros nombres falsos.
Así que tendríamos que volver a caminar ya que ahora quedaba el siguiente paso, ir al centro de operaciones, una camino largo, pero posible