Capítulo 13.-Magia profunda del amanecer del tiempo.

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Lia se fué de allí y se sentó enfrente de un árbol para descansar.Aún no creia que habia matado a un lobo,nunca habia pensado que mataria a algo o a alguien.

Cerró los ojos y pensó en su casa, queria volver allí, pero en Narnia también estaba agusto. Sintió a alguien a su lado, abrió los ojos y vió a Peter.

-¿Cómo estas?-me pregunto cogiendo mi mano.

-Mejor.

-Gracias por salvar a mi hermana.

-Gracias a ti por ayudarme, Peter.

-Lia, te queria decir algo.

-Dime.

-Desde hace tiempo me gustas y queria decírtelo, bueno en realidad no me gustas, en realidad te quiero.-dijo y lo besé.

-Yo tambié  te quiero Peter.-dije y nos volvimos a besar.

Ahora debemos volver a Edmund. Después de haberlo hecho caminar mucho más de lo que él
imaginaba que alguien podía caminar, la Bruja se detuvo por fin en un oscuro valle ensombrecido
por los abetos y los tejos.

El niño se dejó caer y se tendió de cara contra el suelo, sin hacer nada y
sin importarle lo que sucedería después con tal que lo dejaran tendido e inmóvil.

Se sentía tan cansado que ni siquiera se daba cuenta de lo hambriento y sediento que estaba. El Enano y la Bruja hablaban muy bajo junto a él.

—No —decía el Enano—. No tiene sentido ahora, Reina. A estas alturas tienen que haber llegado a la Mesa de Piedra.

—A lo mejor el Lobo nos encuentra con su olfato y nos trae noticias —dijo la Bruja.

—Si lo hace no serán buenas noticias —replicó el Enano.

—Cinco tronos en Cair Paravel —dijo la Bruja—. Y, ¿qué tal si se llenaran sólo cuatro de ellos? Eso no se ajustaría a la profecía.

—¿Qué diferencia puede significar eso, ahora que él está aquí? —preguntó el Enano, sin
atreverse, ni siquiera ahora, a mencionar el nombre de Aslan ante su ama.

—Puede que él no se quede aquí por mucho tiempo. Entonces podríamos dejarnos caer sobre esos cuatro en Cair Paravel.

—Aún puede ser mejor —dijo el Enano— mantener a éste (aquí dio un puntapié a Edmund) y
negociar.

—¡Sí!... Para que pronto lo rescaten —dijo la Bruja, desdeñosamente.

—Si es así —dijo el Enano—, será mejor que hagamos de inmediato lo que tenemos que hacer.

—Yo preferiría hacerlo en la Mesa de Piedra —dijo la Bruja—. Ése es el lugar adecuado y donde siempre se ha hecho.

—Pasará mucho tiempo antes que la Mesa de Piedra pueda volver a cumplir sus funciones —dijo
el Enano.

—Es cierto —dijo la Bruja. Y agregó—: Bien. Comenzaré.

En ese momento, con gran prisa y en medio de fuertes aullidos, apareció un lobo.

—¡Los he visto! —gritó—. Están todos en la Mesa de Piedra con él. Han matado a mi capitán Fenris Ulf. Yo estaba escondido en los arbustos y lo vi todo. Una de las Hijas de Eva lo mató.¡Vuelen!

—No —dijo la Bruja—. No hay necesidad de volar. Ve rápido y convoca a toda mi gente para
que venga a reunirse aquí, conmigo, tan pronto como pueda. Llama a los gigantes, a los lobos, a los espíritus de los árboles que estén de nuestro lado. Llama a los Demonios, a los Ogros, a los Fantasmas y a los Minotauros. Llama a los Crueles, a los Hechiceros, a los Espectros y a la gente de los Hongos Venenosos. Pelearemos. ¿Acaso no tengo aún mi vara? ¿No se convertirán ellos en piedra en el momento en que se acerquen? Ve rápido. Mientras tanto, yo tengo que terminar algo aquí.

Las Crónicas de Narnia I (Peter Pevensie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora