O J O S N E G R O S

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Después de las cosas raras de esa tarde me quede a dormir en casa de Paola por su seguridad y por miedo a perderla.

Estábamos las dos en su cama pero la diferencia era que ella podía dormir, yo deje de dormir hace un tiempo y no es porque sea un vampiro o algo así, pero las voces de las almas que andan por Monte Arcade no me dejan dormir, también tengo el don de escuchar a los muertos.

Miraba a Paola con tranquilidad, pasaba mi dedo índice por sus labios con suavidad, me encantaba hacer eso, era como poder dibujarla pero ella ya era una obra de arte que no era necesario seguir mejorando.

-¿Qué haces?- susurro adormilada.

-Mirarte dormir.- afirme y le di un beso en la frente.

-Soy muy guapa y vale la pena verme dormir.

Ambas soltamos una risita y se giró, aproveche y coloque mi mano en su cabeza para mostrarle un recuerdo de nosotras. Cerré los ojos y le mostré el día en que empezamos a hacernos amigas...

-Aselom- pronuncie.

Lo único que odiaba de mostrar recuerdos eran los remolinos que pasaban antes de mostrar el recuerdo, escuchabas voces y gritos de sufrimiento y aumentaban si el recuerdo era aun más viejo. No había colores, solo tristeza y ganas de vomitar.

Estábamos en primero de kínder garden, ella siempre llevaba coletitas muy de niña pequeña, yo solo recuerdo llevar una coleta alta y como era de costumbre en las escuelas de Monte Arcade llevábamos uniformes azules con blanco y negro

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Estábamos en primero de kínder garden, ella siempre llevaba coletitas muy de niña pequeña, yo solo recuerdo llevar una coleta alta y como era de costumbre en las escuelas de Monte Arcade llevábamos uniformes azules con blanco y negro.

Siempre me sentaba sola en una banca que estaba cerca del gimnasio y una pelota cayó cerca de mis pies y la pequeña Paola venía corriendo por ella, me miró y la tomo.

-¿Eres la nueva?-preguntó la pequeña Paola con una pelota en sus brazos.

-Si.

-Tienes los ojos negros, combinan con tu cabello.

-Ya lo sé.

-¿Por qué?

-Solo las princesas tienen estas características.

-Aquí no hay princesas.

-Yo soy una...-respondí con una enorme sonrisa.

-Eso nos lo dicen nuestro papas para hacernos sentir lindas.- contestó indiferente.

-Ese no es mi caso...

-Eres una niña rara.

Prosiguió a sentarse a mi lado y a sacarme algún tema para saber de dónde venía pero ni yo sabia en ese entonces de dónde venía.

Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora