Derrepente todo el pensamiento se empezó a tornar oscuro y sonidos raros empezaron a retumbar en mis oídos, proseguí a cerrar los ojos muy fuerte y empecé a tratar de volver a la realidad. Cuando el ruido y gritos desgarradores pararon. Abrí los ojos.
-¿Donde estoy?- pregunte muy confundida y preocupada.
Estaba sentada en un trono con un enorme vestido negro puesto y podía notar a una persona al fondo de la habitación que estaba dándome la espalda.
-En tu futuro hogar.- respondió un sujeto al fondo de la habitación.
Me levante del trono y pude ver mejor el vestido negro que tenia encaje del pecho hasta los codos y era ajustado hasta las rodillas.
-Espero te guste, todos los sastres de Arcadien trabajaron duro en terminar ese vestido para que la princesa lo usara cuando regresara.- el sujeto tenia un traje gris oscuro y miraba través de la ventana de esa habitación.
-¿Quién eres tú?- seguía muy confundida.
-¿Te molesta el cabello suelto?- empezó a reírse y dio un aplauso con mucha elegancia, derrepente mi cabello empezó a acomodarse solo hasta que se volvió un moño con mechones sueltos que me rozaban las mejillas.
-Te hice una pregunta.
-Me gusta como te ves así.
-¿No me contestaras?- dije molesta.
-Así que tienes los ojos negros, pero en los recuerdos están totalmente negros.
-¿Cómo puedes ver mis ojos si me das la espalda?
-De la misma forma en que tu puedes ser tan mundana y a la vez la princesa de Arcadien.
-¿De que hablas?
-Tengo poderes únicos y especiales, querida. Puedo ver lo que yo quiera en donde este, puedo verte sonreír las veces que quiera.
-No resuelves ninguna de mis dudas.
-Papá no estaría orgulloso si te dijera todo.
-¿Papá?
-Es momento de volver, querida Camila.- dio un aplauso y toda la vista se me empezó a nublar, no veía nada, empecé a gritar pero ni yo misma me escuchaba. Los gritos desgarradores volvieron y empecé a sentirme mareada... hasta que escuche los únicos gritos que me hacían sentir bien.
-¡Despierta!- podía sentir el temor en la voz de Paola.
Abrí los ojos y vi a Paola arriba mio y sentía sus manos rodeando mi cabeza por encima de mi cabello con mucha fuerza.
-¡Al fin! Pensé que te había perdido.
-¿Qué paso?- me sentía muy confundida.
-Me enseñaste el recuerdo y derrepente todo en mi mente se torno oscuro y habían gritos desgarradores.- Paola hablaba tan nerviosa y hacia demasiados movimientos con sus manos que me mareaba aún más... - estabas llena de sangre y un tipo estaba a un lado tuyo, apoyándose en tu hombro... pero por suerte desperté y te vi hablando ese idioma raro.
No quería preocuparle más, así que tome sus manos y me senté en la cama.
-Descuida, estoy bien.
-Pero pensé que te perdía.
-Jamás me perderás...- sonreí y apretuje mis manos con las suyas.
-Te quiero mucho y no quiero perderte.- Se inclino y recargo su frente encima de la mía, nuestras narices se rozaban igual que nuestros labios.
-La mejores amigas no se pierden, y si lo hacen...- coloque mis manos en su cuello.
-Se encuentran- me interrumpió y proseguimos a cerrar los ojos y relajarnos.
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Sombras.
RandomYo me enamoro de todo, de un día o de una persona y suele pasar que aveces no se puede tener ninguno de los dos y tengo que conformarme con mi depresión.