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Bien dicen que el silencio puede resultar ensordecedor. Pero yo digo que hasta el ruido te puede resultar silencioso.

Lo que justo ahora pasa.

Al verla, todas las pláticas y los ruidos del centro comercial se convierten en absoluto silencio.

Lucía tan linda. Tan dulce. Tan femenina. Lucía tan hermosa.

Sus ojos encontraron los míos.
Y su bella sonrisa apareció.

Se acercó a mi.

—Dios, te ves tan... tan hermosa —me dice con suavidad, haciendo que mis mejillas se tornaran rojas.

—Tú te ves más que hermosa, cariño —le sonrío.

Dejé todo atrás y la besé.

¡Dios! Había olvidado que cada vez que la besaba me sentía en el cielo.

Necesitaba tanto de sus labios.

Digo, para ser sincera, Arabella besa mil veces mejor que Kenya.

Sus manos tomaron mi cintura.

Me despegué lentamente de sus labios.

—Mierda Ashleen, no sabes cuanto te amo —dice riendo apenada.

Río. Se ve tan linda sonrojada.

—Digamos que mi amor hacia ti es más grande que el trasero y las tetas de Nicki Minaj —le digo riendo.

Ella rió.
Para después darnos un beso de labios.

—¡Ashleen! —gritó una voz familiar.

Giré hacia donde venía el grito.
Kenya.

Fireside; lesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora