Capítulo 1: Carpeta Azul

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Dígamos que si los villanos forman sólo parte de telenovelas, cómics, series de televisión, novelas y videojuegos, entonces ¿cómo se llaman esas personas que sólo joden nuestra vida?, ¿quiénes son esas personas que sólo saben joder, joder y joder?, como una mujer insatisfecha sexualmente por que su marido es descuidado y ella tuvo que cojerse a su compadre Raúl que por cierto, éste sólo lo hizo por servicio a la comunidad y para no sentirse tan solo por no tener dinero para contratar a una puta, de acuerdo esa fue demasiada información y me estoy desviando de esta reflexión filosófica tan profunda como el mar, porque este amor es azul como el mar azul y más consistente que una gelatina; como sea, esas son las cosas que nunca entenderemos y por las que no podemos seguir disimulando que estamos bien y que no queremos tomar una arma para acabar con esa gente indeseable.

Para Raymundo esta era la interrogante que recorría y molestaba a su mente todos los días como una madre que está haciendo un drama de telenovela mexicana de muy bajo presupuesto al nivel de la Rosa De Doña Aguada (el que entendió la indirecta directa entendió y si no, puede darle click a la opción de ''salir de la historia''). Sin embargo, él debía estar consciente de que escogió ésta vida para proteger a otros aunque pudiera perder la vida y nadie le diera las gracias. Esa mañana era la habitual para la Policía Federal, "Balam" es el nombre que se puso Raymundo como Alias, la policía tenía una unidad secreta llamada "K'in Ahau" (señor del sol), ambos nombres están en maya, esta unidad especial fue fundada por las fuerzas armadas en colaboración con la Agencia Global de Misterio; dentro de esta unidad existían los "Chilamoob" (sabios), que establecían comunicaciones hacía el mundo espiritual, con entidades interdimensionales y hasta de otras épocas, luego estaban los "Itzá" (brujos) que tenían control sobre la magia, después estaban los guerreros que eran agentes con habilidades y poderes especiales que iban desde la transformación animal hasta el viaje entre dimensiones, existían varios grupos en la organización, la agencia reclutaba a estas personas gracias al material de espionaje comprado a la CIA, la Interpol y la Inteligencia Británica, compraban este arsenal y tecnología con el dinero confiscado de sobornos y narcotraficantes.

De entre todos sobresalían los Balam, que eran poco conocidos y la agencia sólo tenía a una de éstas personas trabajando para ellos, la sociedad del jaguar estaba perdida en toda latinoamérica, eran imposibles de rastrear, tienen múltiples habilidades y poderes. Raymundo no habla de su gente pero él sabe que están en todas partes. Es uno de los mejores agentes de la agencia y enfrenta junto con los demás grupos a organizaciones criminales, narcotraficantes, secuestradores, demonios y seres que van más allá de nuestro entendimiento; todo transcurría normalmente cuando entonces entró el agente Paira a la oficina del agente Ramos, el agente Ramos ya casi tenía 40 años pero a pesar de eso es tan vigoroso como un joven de 20. Ramos llevaba muchos años en la organización, era alto, moreno, cabello rizado y ojos color café obscuro, Paira le dio el reporte en folder azul y Ramos se dio cuenta que era algo grave.

-¿Ahora que idiota amenaza al congreso?
-No lo sé Ramos, pero no nos dan una carpeta azul todos los días.
-Esperemos que la Orden Del Mictlán se haya portado muy mal -sonrío pícaramente-.

Intercambiaban albures por la noticia cuando llegó Balam, estaba más serio que de costumbre, sabía que esa carpeta anunciaba algo grave, llevaba una taza amarilla con chocolate en la mano izquierda, vio la carpeta y le preguntó a Ramos.
-¿No será la Orden o sí?- miraba fijamente al folder-.
-Eso veré- empezó a leer el informe-.
-Oh mierda.
-¿Qué sucede?
-Es un informe de la Ciudad de México.
-Explotaron varios coches bomba en las delegaciones, los agresores llevan máscaras de Halloween, esqueletos, personajes de terror, grafitearon Calaveras y colocaron calaveritas de azúcar.
-Enton..
-¡Otra vez esa maldita Orden!, ¡ya verán los trancazos que les daré!
-No son ellos.
-¡Qué? -frunció el ceño-, ¿entonces quienes son?, ¿otros fanáticos religiosos?.
-La Orden nunca deja firma.
-A menos que hayan cambiado de religión su modus operandi es el mismo.
-¿Y cuál es?
-Hacer desmadre en donde ellos quieran.
-Lo siento agente pero ellos nunca dejan firma, si le demuestro que no es la Orden usted besará mi trasero.
-Es muy seguro que tengas razón aunque mejor te invito unos tragos, si beso tu trasero te enamorarás.

Ambos rieron y Balam fue por sus cosas; llevaba armas, cuchillos y una daga de obsidiana. Atravesó el espejo y...


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