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No me esperaba que la directora lo estuviera utilizando, y yo moriría si no hacía algo pronto. De repente comenzó a arrastrarme del brazo hacía la sala donde estaban los ataúdes, pude ver como sobre cada uno de ellos había una rosa roja.

- ¿Te gustan? Esta es para tí.- Me ofreció una rosa roja.- ¡Cógela!.- Me gritó desesperada.- Albert, ¿Estás listo?- Al hablarle cambio totalmente su tono de voz.

- Sí.- Acto seguido abrió el libro que llevaba en las manos, se aclaró la voz y comenzó a decir un montón de palabras en latín.- Vocamus te, omnis immundus spiritus, omnis incursio infernalis adversarii, omnis legio, omnis congregatio. Ergo, draco maledicte et omnis legio, adjuramus te. Cessa decipere humanas creaturas, eisque æternæ perditionìs venenum propinare... Vade, inventor et magister omnis fallaciæ, hostis humanæ salutis... Humiliare sub potenti manu Dei; contremisce et effuge, invocato a nobis sancto et terribili nomine... quem inferi tremunt... Ab insidiis diaboli, libera nos, Domine.
Ut Ecclesiam tuam secura tibi facias libertate servire, te rogamus, audi nos...

De repente ví como Dyson se abalanzaba sobre el director Streinhard y el libro caía al suelo. Sentí algo frío que me dañaba la piel, la directora Wasilesky, me estaba haciendo un corte en el brazo.

- Tú sangre hará que ellos despierten. Tú sangre les devolverá a la vida.- No aguanté más el dolor y la empujé con todas mis fuerzas, dio varios tras pies y ví como tropezaba con sus propios pasos y caía sobre una figura tallada en la pared con los brazos extendidos hacia delante.

- ¡Mina, no!- Gritó el director Streinhard. Vino enfurecido hacia mí y me agarró, tirando de mí hacia los ataúdes. Detrás de él Dyson se levantó y le clavó el cuchillo, el director me soltó y yo caí sobre los ataúdes, mientras el director caía de rodillas al suelo.

- ¿Estás bien?- Me preguntó Dyson al ver que el director Streinhard estaba totalmente muerto.

- Sí.- Contesté, me ayudó a levantarme y me miró el brazo.

- Será mejor que te vendemos eso cuanto antes.

- ¿Y María? ¿La has visto?- Pregunté preocupada

- Sí está bien, la solté y le dije que se fuera. Luego viene a ayudarte.- Me tiré sobre él y le dí un gran abrazo.

- ¿Caterina?

- ¿Sí?

- Creo qué deberíamos salir de aquí.

- ¿Por qué?

- Mira.- Nos separamos y al mirar la sala me dí cuenta de que mi sangre estaba sobre los ataúdes, y pude ver como los cuerpos que había en ellos comenzaban a tomar un color más rosado.

Salimos de la habitación lo más rápido posible, atravesamos los pasadizos y salimos al exterior donde nos esperaba María. Nos abrazamos y al separarnos me besó en la frente. Me giré hacia Dyson y pude ver como miraba la luna llena fijamente.

- ¿Estás bien?- Le pregunté.

- Sí, por primera vez desde hace tiempo me siento bien.

Entre Lobos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora