¿Puedes Curar Mi Corazón Roto?

Viejos Amigos

- Patrick, Patrick, ¡PATRICK! - Escuchó mi nombre, como si me hablaran de una distancia muy lejana. -¿Ah? - Titubeo. -Después habrá tiempo para que le preguntes su nombre - Me dice Carolina severamente, al parecer se dio cuenta de que la estaba viendo. -¿A quien le voy a preguntar su nombre? - Reclamo de forma inocente. - No trates de engañarme, me doy cuenta por como te escurre la saliva por la barbilla - Me dice con una amplia sonrisa. -Momento, eso es injustificado - Trato de defenderme. -Sólo pasa tu mano por tu barbilla- Me dice con una risita infantil. Paso la mano por la barbilla y realmente me sorprendo porque tengo saliva en ella, me sonrojo a lo que Carolina reacciona con una carcajada.

Carolina me guía sosteniendo mi mano mientras caminamos por un área empastada, enfrente de mi veo un edificio de 5 pisos de color azul, continuamos caminando mientras volteo a la izquierda observando el cielo despejado que deja ver el volcán extinto cercano a la ciudad, con su extenso bosque, es algo que siempre me ha me gustado ver.

- ¡Patrick! - Escuchó que me llaman a mis espaldas, volteo, soltando la mano de mi hermana, mis ojos no creen lo que ven, es Juliana, una de mis mejores amigas de la infancia, que no veo desde hace tres años, comienza a correr hacia mi mientras su cabello largo azul profundo danza con cada paso que da, su delgada figura le da el aspecto elegante que tiene una gacela al correr, su rostro un poco alargado denota felicidad con una sonrisa amplia, sus labios rosas delgados parecen brillar, al estar cerca de mi da un gran salto, no espero esto, así que con reflejos casi felinos la tomó por la cintura con firmeza, la elevó hasta que queda a la altura de mi cara porque mide 20 centímetros menos que yo, sus ojos están llenos de lágrimas, la pongo sobre el suelo de nuevo dándole un abrazo, ella me rodea con sus brazos apretándome con demasiada fuerza. - Te he extrañado tanto, nunca me olvidé de ti.- Eleva su mirada hacia mi con sus ojos verdiazules llenos de lágrimas, que le dan un parecido a los de una caricatura japonesa por sus grandes pestañas. - Tu sabes que yo tampoco me olvidé de ti.- Le contestó abrazándola. -¡Carolina, te extrañe tanto - Me suelta y corre a abrazar a Carolina, la cual rompe en llanto, parece que ha asimilado más rápido que yo que Juliana a vuelto.

- Vamos, Valeria y Leonardo ya deben estar adentro - Comenta Carolina. -¿Ellos también están aquí? - Pregunta con mucha ansiedad Juliana. - Así es, de alguna manera mi padre logró ponernos en la misma escuela - Respondo con una amplia sonrisa, a la distancia observó a Valeria sentada junto a una jardinera, que supongo esta con Leonardo, por la forma en que se ve que habla, ya que es muy tímida cuando conoce a alguien. - Esperen, ya vi a Valeria, démosle una sorpresa, me acercaré a ellos, supongo esta con Leonardo, les daré una señal y se acercarán sin hacer ruido, ¿Vale? - Les digo, mientras señaló hacia donde esta Valeria. - ¡Vale! - Responden al unísono.

Camino hacia Valeria, que me dirige una amplia sonrisa, tiene un gorro de lana sobre su cabeza, por el lado de este baja una trenza de su negro cabello, su piel es clara, su cuerpo delgado pero sin exagerar, no como las modelos de la actualidad, su rostro es redondo con grandes mejillas, sus ojos un poco pequeños, muy linda. Al estar cerca bajo un poco la mirada hacia la izquierda, donde está Leonardo sobre su silla de ruedas, hace seis años sufrió un accidente de auto, donde se lesionó la médula espinal dejándole las piernas sin movilidad, más tenía sensibilidad en ellas. El es de piel blanca, con cabello corto, su color de cabello es de un castaño exageradamente claro, al igual que sus cejas y pestañas, tiene su rostro redondo, más todo en ella es perfectamente proporcional, sus ojos son marrones, conforme más me acerco sonríe, dejando ver sus dientes derechos. - Hola chicos - Saludo con la mano. - Que onda - Responden al unísono. - Les tengo una gran sorpresa - Digo con entusiasmo. - ¿Que cosa es? - Me pregunta Valeria. - Por favor tapen sus ojos, y prometan que no los abrirán - Digo seriamente. - Pareces un niño de 5 años, ya dinos que es - Me dice Leonardo. - Sólo prometanlo - Reclamo. - Lo prometemos - Responden al unísono, tapando sus ojos. Hago señas a Carolina y a Juliana para que se acerquen, vienen corriendo hacia nosotros, se detienen junto a mi sin decir palabra alguna. - ¿Listos? - pregunto. - Listos - Responden. - Bien destapen sus ojos - Digo con emoción.

Se destapan los ojos lentamente, Valeria suelta un pequeño grito cuando ve a Juliana y corre hacia ella, abrazándola fuertemente con una lágrima en su ojo izquierdo, ellas se separan, Juliana ve a Leonardo quedándose quieta, ella le dirige una sonrisa y Leonardo se suelta en llanto, demostrando que el es el que más la extrañaba, porque aunque fuera de mis mejores amigas, es la mejor amiga de Leonardo. Juliana se agacha frente a él mientras el sigue llorando con sus manos en la cara. - No llores - Le dice con voz consoladora, a esto reacciona Leonardo apartando las manos de su cara, y rápidamente extiende sus brazos dándole un abrazo, el abrazo dura varios minutos, que para mi amigo han de parecer horas. - Te he extrañado como no tienes idea, ¿Cuanto tiempo estarás aquí? - Se expresa Leonardo, rompiendo el silencio que se había formado. - Ya no me iré a otro lugar, lo prometo - Responde dulcemente.

- Muchachos, ¿Todo esta bien? - Volteo bruscamente y veo a una señora bajita de piel morena, que es la que parece ha preguntado. - Si, nada puede ser más perfecto - Respondo por todos. - Muy bien, entonces siganme, las clases comenzarán muy pronto...

Hasta aquí el segundo capítulo esperó les haya gustado, recuerden buscaré traerles un capítulo nuevo cada semana, tal vez la escuela no me deje, pero por mucho, me tardare 2 semanas en sacar un nuevo capítulo.

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