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Cuando uno recibe una carta en día de San Valentín lo primero que deduce es que es de el chico o chica que te gusta. Eso fue justo lo que yo hice, pero en cuanto las horas comenzaron a pasar desde que recibí mi carta mis ilusiones comenzaron a reducirse, de hecho no sé cómo lo pude considerar, ¿él, mi crush, tomándose la molestia de escribirme una carta y dejarla en mi lugar sin que nadie lo viera? la simple idea es ridícula.

Salgo de mi clase cuando la última campana suena, camino por los pasillos para dirigirme a la puerta y poder seguir mi día y no pensar en la carta.

"A veces la persona indicada para ti puede estar en donde menos lo esperas, yo estoy en donde menos lo esperas"

Vuelvo a leer el contenido de la carta y justo al levantar mi vista veo a mi crush acercándose a mi, con una sonrisa en su rostro y algo envuelto en papel decorativo en sus manos. Ese algo era mi regalo, un libro, mi libro favorito, El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas. Esperaba que disfrutara el libro.

Duré casi dos horas debatiéndome entre si poner que yo le había dado ese regalo o una dedicatoria simple pero bonita. Al final me decidí por ambas pero traté de hacerlas muy sutiles.

" Mi cumpleaños es siete días después que el tuyo, espero una felicitación, me la debes.
PD: Disfrútalo, es mi favorito.
-De mi para ti."

Quizá capte que fui yo, quizá no, pero ¿qué tengo que perder?

Un consejo: toma riesgos, quizás te funcione.

De como sobrevivir a tu crush #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora