Duelo

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Está asustado, realmente asustado tanto que no piensa en las decenas de veces en las que ya ha pasado por ese mismo temor en los últimos meses.

Sus presurosas pisadas hacen eco apenas cruza el vestíbulo del edificio, no tiene que preguntar por indicación alguna cuando ve a Midorima saludándole discretamente desde el pasillo.

-¿Cómo está?

La pregunta sale angustiosa, temblorosa de sus labios como todas y cada una de las veces anteriores y aunque el médico asiente palmeando su hombro la ansiedad no desaparece.

-Fue una baja de presión, se desmayó en el supermercado y la ambulancia lo trajo, está descansando, en cuanto su presión se estabilice le daré el alta.

Tras lo dicho Kagami no puede evitar dejarse caer de espaldas contra el muro tras el soltando un profundo suspiro de alivio, sus manos aún tiemblan y su corazón sigue desbocado pero el miedo disminuye a cada segundo.

-Vamos, te llevaré a verlo.

El peli verde comienza a andar sabiendo que el otro le sigue lentamente, ya es una rutina, la llamada, las prisas, la aparente calma y de nuevo.

La puerta de la habitación se abre y el pelirrojo pasa dando silenciosamente las gracias al que le guía dejándolo solo, no tarda en posicionarse junto a la cama y palpar con delicadeza las facciones del que descansa en el colchón.

-¿Cómo te sientes?

Aomine lo mira somnoliento sintiendo la cálida mano en su frente removiendo sus escasos y cortos cabellos, sonríe acomodándose para disfrutar mejor del tacto.

-Menos jodido que la última vez- responde medio a broma suspirando largamente, se siente agotado y solo quiere dormir pero Kagami está ahí y perderse en la inconciencia le pesa.

-Eso es bueno, verás que cada vez será menos incomodo, pero recuerdo haberte pedido que me esperaras para ir juntos por la cena.

El reproche es claro pero la voz denota paciencia y preocupación, el moreno gruñe a modo de berrinche y se gira hasta darle la espalda, Kagami está acostumbrado a esas rabietas y entiende la terquedad del otro así que lo deja pasar.

-Descansa, Midorima dijo que podríamos volver a casa apenas te sientas mejor.

El movimiento bajo las mantas le indica que asiente antes de atenderle y caer dormido, ya es una rutina y ha pasado ahora solo debe esperar a que ocurra de nuevo.

Seis meses antes.

No es como si está vez fuese diferente, cada partido entre ellos es igual, cada jugada espectacular , cada movimiento preciso, las risas inundan la pequeña cancha de básquet que se vuelve escenario de sus encuentros cada mes, el trabajo y la universidad los mantiene ocupados pero tras aquel lejano primer encuentro en invierno justo en el cumpleaños de Kuroko no ven motivo para no repetirlo y más aún cuando Akashi y Murasakibara termina viviendo en Tokio al ingresar a la Todai, cada uno con sus carreras y trabajos pero con la suficiente necesidad para defender esas reuniones a las que se integran fácilmente antiguos compañeros de equipo.

Las primeras veces tan solo la llamada generación es incluida, Kagami no tarda en integrarse al toparse en uno de los encuentros y ser casi obligado por Aomine a enfrentarlo, Takao se cansa de servir solo de chofer de Midorima y termina cobrando su paga como integrante de los partidos conviviendo al grado de volverse bastante cercanos.

-Entonces... ¿de verdad no hay problema Ki-chan?

-¡No, no! Para nada Takao-chii tú dime fecha y te consigo vuelo, con suerte me toca ser el piloto a cargo

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