Sombras del ayer

Capítulo 1: "Mi vida, mis reglas"

Trujillo, 02 de Diciembre del 2015, 9:15am

Ya vuelvo má- gritó Joaquín mientras huía por la puerta, no tenía ni idea de a donde ir pero necesitaba salir, lo necesitaba con urgencia.

¿A dónde vas?, ¿A qué hora vuel... Pero apenas pudo observar la sombra de su hijo al salir.
La mamá de Joaquín era una señora diminuta, con cuerpo muy conservado para sus 55 años; siempre orgullosa de ser confundida en muchas ocasiones como la hermana mayor de su menor hija Rebeca, afirmaba que su juventud es gracias a los maravillosos genes japoneses que heredó de su abuelo, pero las malas lenguas de las amigas del club social y el recibo mensual de una Clínica Estética confirman que Martha ha necesitado más que buenos genes para mantener esa apariencia; por las noches nunca le había faltado quien le de calor, incluso amigos de su hijo pasaron por su alcoba.

Martha nunca fue una buena madre, ella misma era consiente de ello, había pasado los últimos 10 años entre tardes en el club, fiestas nocturnas y compras innecesarias de productos que nunca usaba, cuando su marido murió no hizo más que incrementar esta conducta, sin embargo hace un par de meses le diagnosticaron cáncer, desde entonces había intentado reconciliarse con su hijos, pero ya era tarde, muy tarde, estos le ignoraban y aún no eran conscientes ni de su enfermedad.

Agotada volvió a su recámara, en su habitación despertaba un joven alto, en la mesa reposaba una botella de ron y la lámpara yacía hecha añicos en el suelo junto a enormes cantidades de colillas de cigarro, había sido una gran noche para ella, después de muchos intentos pudo ligar con alguien, quizás producto del alcohol o lastima aquel joven había aceptado ir a la casa de aquella dama sin embargo, este al despertar inmediatamente le dijo: Me tengo que ir, -mientras se vestía rápidamente olvidó ponerse las medias. Talvez nos veamos luego le dijo al salir por la puerta.

Martha sujetaba las medias de su amante aferrándose a los recuerdos del tiempo en el que los hombres disputaban más que su amor y se entristece al saber que ahora sólo logra encontrar un amante ocasional al que convence con lujos y regalos, su belleza ahora demacrada cada día más por la enfermedad se aleja danzante como las manecillas del reloj anunciando su final. No volvería a ver a ese joven, ella lo sabía, se acercó al armario sujetando aún las medias, y las lanzó dentro junto a las pertenencias de sus antiguos amantes, eso era lo único que le recordaría que alguna vez, tan siquiera por un momento, fue deseada.

Mientras, Joaquín cruzaba la calle con su mochila en el hombro, agitado giró la esquina y continúo de frente. Cinco cuadras después se detuvo para respirar, en cuanto se disponía a seguir corriendo el sonido del celular le interrumpió.

-¡QUIMY! ,chilló una voz aguda

¿Qué quieres, enana?

-Enano lo que tienes entre las piernas, que-ri-dooo...

No más que tus "bubis", si no fuera porque te he visto desnuda juraría que eres un hombre con peluca.

-Como digas, dijo Marcy mientras pensaba cómo responder, nunca se le ocurría nada.
Este round lo ganas tú, vendrás a mi casa en la tarde, ¿Verdad?

¿Habrá alcohol?

-Me ofendes con tu pregunta, ¿Qué clase de persona crees que soy?, es una fiesta para menores de edad, claro que habrá alcohol. -dijo sonriendo maliciosamente mientras envolvía el dedo con su cabello ensortijado.

Me has convencido, pero llegaré tarde, antes tengo que ir a ver un amigo.

-¿Quíen es la inocente víctima de esta semana?

Después de hoy, dudo que le quede algo de inocencia, pero creo que se llama Alberto, mmm... o Alfonso, no estoy seguro.

-No llegues muy tarde, y usa protecc... -pero Joaquín ya había colgado. Los dos se habían conocido hace ya mucho tiempo, Marcy recordaba que durante la secundaria ella había sido la "cerebrito" del salón, y Joaquín siempre metido en Dirección por mala conducta. Un día ambos se cruzaron en los asientos del pasadizo.

¿Qué me miras, enana?- le increpó él apenas la vio.

-Est...mmm... no te estaba viendo.- balbuceó mientras retiraba su mirada hacia el piso.

Lo siento, no te entiendo, yo no sé ladrar. - sonrió al verla ruborizarse de cólera.

-Eres un idiota. - gritó justo cuando el director salía de su despacho.

¿Señorita Martinez?. - dijo el director extrañado de su comportamiento.
Creo que no he oído bien, ¿Pasa algo?

-No Sr. Director, sólo quería hablar con usted.

Adelante, -le dijo mientras le invitaba a tomar asiento en su oficina, ¿En qué puedo ayudarte?

-Quería saber si podía dejarme ir temprano a casa, no me siento bien. -dijo mientras hacía un puchero y pasaba la mano por su estómago.

Claro que sí. -le dijo el Director sin dudarlo, ella era una de sus mejores alumnas, jamás mentiría pensó. Le firmó la autorización y le pidió que hiciera entrar a Joaquín al salir.

Vaya, vaya. -dijo Joaquín en cuanto la vio aparecer. Parece ser que la enana sabe mentir.

-No sé de qué hablas, yo no he mentido. -dijo mirando a Joaquín a los ojos, había leído que es la mejor forma de mentir, no era una experta mentirosa, no aún.

Vaya petisa más embustera, que a mi no me engañas guapa.

¿Guapa? pensó, el adjetivo la agarró desprevenida, luego de unos segundos le respondió: "¿Y tú fuiste el espermatozoide más rápido?, tu mamá no tomó ácido fólico, ¿Verdad?" , había pensado en qué decirle mientras hablaba con el Director, y a último segundo se le había ocurrido, no sabía si le había entendido, no sabía si eso contaba como un insulto, pero para ella era una pequeña victoria, más pequeña que ella claramente, luego se retiró sin esperar una respuesta.

Al ingresar Joaquin a la oficina del director, algo estaba mal, lo presentía, no había hecho nada para que lo llamaran, no aún... pero allí estaba. La oficina siempre le había parecido un lugar lúgubre, el piso era oscuro, las paredes grises, en el fondo una cortina blanca cubría la pequeña ventana que daba hacia el patio de la escuela, las demás paredes estaban llenas de repisas con libros, cuadros de títulos y certificados, al director le gustaba alardear siempre sobre ellos, cada vez que Joaquín ingresaba a su oficina, empezaba diciéndole: "Yo a tu edad tenía que trabajar y aún así fuí el mejor alumno, ¿Crees que estos títulos te los regalan por asistir diariamente a dirección por mala conducta?", luego se acercaba a su gran escritorio de roble viejo .... se rumoreaba que el director había gastado la mitad de la inversión de la escuela de ese año en aquel escritorio... - y sacaba un citatorio para su padre, pues la madre nunca aparecía por la escuela. Sin embargo, esta vez ambos estaban sentados, el director con los codos sobre el escritorio y las manos entrelazadas frente a sus labios permanecía en silencio, después de un minuto se dispuso hablar:

-Sr. Vinces, no sé cómo decirle esto, pero creo que será mejor ser directo, espero pueda tomar esta noticia con calma; su padre ha sufrido un accidente, su madre está camino hacia acá... - pero Joaquín ya había salido corriendo, abrió la puerta de la oficina de un golpe, llegó al pasadizo y aprovechando el permiso de Marcy empujó al portero y salió del colegio.

Aquel día la vida de Joaquín cambió por primera vez.

Joaquín colgó el celular mientras sonreía, siempre le divertía las ocurrencias de Marcy, pero tenía razón en algo, debía usar protección, a veces se había dejado llevar por el impulso de "carne fresca" como él les decía, y mantenía relaciones sin cuidado, se había hecho una prueba hace seis meses y afortunadamente había salido negativo.

Siguió caminando y se detuvo en la parada de buses, subió al primero que pasó con destino a la Playa Huanchaco, uno de sus lugares favoritos; en el camino sacó sus auriculares, cerró los ojos e ignoró al mundo con música de Zedd. La mochila le pesaba, pero no había encontrado asiento así que aguantó como pudo todo el trayecto, al llegar ...

Continuará...

Espero poder terminar este primer capítulo esta semana.

Me gusta jugar constantemente con el tiempo, no hay linealidad temporal progresiva, creo que así es más divertida la historia.