Hefesto
No lo comprendo, simplemente no entiendo como me puede gustar tanto esta mundana, tan joven...
Hoy, he estado con ella todo el día, la encontré cuando bajaba del autobús, bajó con mirada de miedo, pensé que era por mí, pero cuando desapareció de su rostro aquella expresión, me acerqué.
Llevaba una camisa negra ajustada que hacia que insinuaba sus senos y le resaltaba los claros ojos.
-Hola Imén cada día estas más bella- No sabia que me iba a responder así que me puse nervioso.
-Hola- Me respondió muy suavemente, puede que fuese tímida.
-¿Estás bien?- Dije para poder seguir teniendo conversación.
-En, si bueno, emm, no me has dicho tu nombre- Dios, que curiosa era.
No se por qué, o como, pero vi un destello en sus ojos, uno que no había visto desde hace muchos años... La última vez que lo ví, fue en otra mundana, una amante preciosa, que murió de vejez como todas.
- No es importante - Dije para quitarle importancia, mi nombre cambiaba a lo largo de los siglos en torno a las modas.
Otra vez, otra vez ese destello, por Zeus, ¿Qué es eso que tienen los mortales?
La abracé, no pude evitarlo, tenía que sentir si era real, ¿Era ella un sueño? ¿Era ese destello una señal?
No esperaba que me devolviera el abrazo, pero lo hizo, así que para premiarla le dije mi nombre.
-Hefesto- Se lo dije al oído, para notar como se estremecía, para poder oler su pelo, para poder sentirla más cerca.
Todo a nuestro alrededor se paró, pensé que sería algo normal, algo que los humanos llaman amor verdadero, pero me equivocaba, había desobedecido a Zeus y ese, era el primer aviso. No volví a desobedecerle.
Después, la acompañé a su aula, allí, la volví a abrazar, y entonces lo sentí, esas, esas mariposas que te revolotean en el estómago.
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AFRODITA
Fiksi RemajaNo podía dejar de mirarla. Y desde el momento en el que me había dicho que "no era lo que yo creía", me había decidido. Descubriría cual era su secreto. Su pelo rubio y sus ojos brillantes no eran lo que parecían. Ella, era mi nueva obsesión.