Chanyeol se había coronado como el primero. El primero del Segundo Tier. Le había costado dolor, lágrimas y esfuerzo, pero quitando a los participantes del God Tier, a la Élite inaccesible de la Liga, allí ya no quedaba nadie mejor que él.
El chico no sabía cuándo había mejorado tanto. Phoenix y su minibot se encontraban entre los combatientes más temidos, entre los más envidiados y los más aclamados, y él mismo se sentía mucho más fuerte que cuando había peleado por primera vez, lanzándose a la desesperada contra Lynx. Chanyeol suponía que aquello se debía a las horas invertidas, a que ya prácticamente no hacía nada más que ir a clase, mejorar las prestaciones de Sagittarius y pelear. Ganar. Y tal vez aquello implicara que pasaba demasiadas horas al día dedicándose a la Liga, que gastaba todo el dinero que ganaba en un combate para apostar en el siguiente y que hacía semanas que no dormía más de cinco horas seguidas, pero tampoco es como si tuviera otra cosa que poder hacer.
Jongin se pasaba el día con su novio, ya fuera dentro de la Liga o fuera de ella, sus compañeros de clase estaban estudiando para los exámenes y Baekhyun... Chanyeol cada vez se sentía más confundido con respecto a él. No había querido espiar más (él era el primero que vivía una doble vida, directamente involucrada con los combates de minibots que tan poco aprobaba su mejor amigo), pero siempre había tenido una cierta... habilidad para acceder a los ordenadores ajenos a pesar de las contraseñas, y había acabado entrando a la base de datos de la universidad para comprobar los logs de los laboratorios.
Todos los alumnos tenía que fichar, introducir su código personal una vez al entrar al laboratorio en el que trabajaban, y otra cuando salían. Era el método que tenía la universidad para comprobar qué estudiante estaba trabajando en cada momento, y Chanyeol sólo se había sentido mal durante un par de segundos al entrar al log de Baekhyun.
El chico solía quejarse, cuando llegaba por la mañana a clase, de que estaba agotado por haberse quedado trabajando en su proyecto para la exposición hasta tarde. Viendo las horas en las que había fichado para salir, cerrando su laboratorio con su código, había días en los que se había marchado, en efecto, casi a las once de la noche, pero otras tardes, bastantes, se había marchado de allí a las dos o a las tres de la tarde, prácticamente después de acabar las clases.
Chanyeol había pensado que tal vez se debiera a su trabajo a tiempo parcial y, esta vez sí, sintiéndose como un acosador, había ido al restaurante donde se suponía que Baekhyun estaba empleado.
La jefa lo había mirado con los ojos muy abiertos cuando él le había dicho que venía a preguntar porque estaba preocupado por su mejor amigo y, tras ponerle una mano en el hombro, le había dicho que hacía más de un año que Byun Baekhyun no trabajaba allí.
"Pero entonces, ¿qué...?"
—Eh, Yeol. ¿Te importaría pasarme mi portaminas?
El chico volvió a la realidad de modo inmediato, enfocando los ojos en la figura de Baekhyun ante él. Su amigo estaba inclinado sobre la mesa de su laboratorio, observando algo en los planos de su robot bombero con el ceño fruncido. Mordiéndose el labio tal y como lo estaba haciendo parecía un niño pequeño; un niño que al parecer era mucho menos bueno de lo que aparentaba, y al que Chanyeol quería gritar para que dejara de hacer eso con la boca, porque estaba consiguiendo ponerlo nervioso.
—¿Estás seguro de que hay un portaminas aquí? —se forzó a preguntar.
—Tendría que estar. Mi mesa, al contrario que la tuya, está ordenada. Déjame mirar a mí.
Chanyeol había ido allí a ver a Baekhyun trabajar, aunque sólo fuera porque aquel era el único momento del día en el que podía estar con él. Antes, aquello había servido de sobra para hacerlo encontrarse satisfecho, pero ahora había algo que no encajaba del todo, y se sentía como si su mejor amigo se le estuviera escurriendo de entre los dedos.
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Sagittarius; [EXO, ChanBaek]
FanfictionLa razón por la que Chanyeol participaba en las peleas no era el afán de protagonismo como tal, no, pero puede que tuviera bastante que ver con la pura ansia de competir. No se trataba de ser el más conocido, ni de ser admirado, sino de ser el mejor...