Robaban tecnología. Lo que estaban haciendo en la Liga era robar tecnología.
La noticia había aparecido aquella mañana en el feed que Jongin le había indicado a Chanyeol que programase. Había sido un titular discreto, que daba paso a una noticia tan breve que habría pasado casi desapercibida en la sección de economía de cualquier periódico: el estudiante universitario Do Kyungsoo (21) vende los derechos de su proyecto en desarrollo de levantamiento de peso simultáneo con pinzas retráctiles a la empresa multinacional Golden Dragon, que planea invertir en el sector de la robótica aplicable a maquinaria pesada a partir del próximo trimestre. La cantidad por la que habían ejecutado la venta aparecía en el propio artículo, entre muchos otros datos sin importancia, y era tan ridícula que muy posiblemente Kyungsoo no pudiera pagarse con ella ni la matrícula del curso en la universidad.
El minibot de Hydra había utilizado aquella tecnología para pelear, y Kyungsoo la había optimizado y mejorado de modo constante para poder llegar, sirviéndose de ella, al nivel de los luchadores del God Tier. En el momento de su caída, un proyecto de robótica como el suyo habría valido millones. No la miseria que le habían pagado, sino cien veces más.
Tumbado en la cama, Chanyeol había girado la cabeza para observar el casco en el que tenía instalado Sagittarius y, cubriéndose los labios con una mano, había soltado una carcajada que había sonado más parecida a un quejido.
Él también había pasado todo su tiempo libre desarrollando su propia tecnología. Había añadido más parámetros, mejorado la sincronía hasta lograr reducir al mínimo el tiempo entre el momento en el que sus pensamientos se producían y los movimientos de su bot, sólo porque había querido ganar. Sagittarius siempre había sido su proyecto más ambicioso, lo único que había logrado hacer en toda su carrera universitaria de lo que estaba verdaderamente orgulloso.
Ahora empezaba a ver lo que quería decir Aldebarán cuando le había susurrado que la Liga era un lugar oscuro. Entendía lo que estaba implicando Baekhyun cuando hablaba con quien fuera Minseokkie sobre arruinar a ese pobre idiota.
Baekhyun. Precisamente Baekhyun.
Había estado preparado para muchas cosas, pero para aquello sí que no.
Había seguido lloviendo aquella mañana, y de lo último que había tenido ganas él había ido de ir a clase. Estaba seguro de que sus tutor volvería a llamarlo a su despacho por no cumplir con sus obligaciones en cuanto se enterase, pero Chanyeol se había quedado en casa de todas formas. Al principio había hecho el amago de buscar más datos sobre Golden Dragon y su aparente tendencia de comprar a precios ridículamente baratos tecnología prácticamente lista para la comercialización, pero tras leer un par de artículos más que lo corroboraban (él no dejaba de ser un fan de la Liga, después de todo; recordaba a los combatientes del God Tier que habían caído y sus estilos de combate), el navegador de su Com había entrado en standby y todo el aparato se había iluminado para indicarle que tenía una llamada entrante, de cómo no, Byun Baekhyun.
Chanyeol había tragado saliva antes de rechazarla, había puesto el Com en silencio y se había envuelto en las mantas, girándose hasta quedar de cara a la pared.
Debía de tener mucho sueño acumulado, porque no tardó en quedarse dormido y, para cuando se despertó, en la cabeza le latía un dolor sordo y era noche cerrada más allá de la ventana.
Había diez llamadas perdidas de Baekhyun, cuatro mensajes. El más reciente de ellos era un, "¿estás bien, Yeol? ¿Sigues preocupado por lo de Jongin? ¿Quieres que me pase por tu casa antes de ir a trabajar?" recibido hacía menos de media hora y seguido de una auténtica ristra de emoticonos preocupados. Chanyeol habría podido creerse que había algo de honesto en aquellas palabras de no ser por el icono parpadeante de la aplicación de la Liga, que lo avisaba de que, por fin, se habían convocado combates para aquella noche.
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Sagittarius; [EXO, ChanBaek]
FanfictionLa razón por la que Chanyeol participaba en las peleas no era el afán de protagonismo como tal, no, pero puede que tuviera bastante que ver con la pura ansia de competir. No se trataba de ser el más conocido, ni de ser admirado, sino de ser el mejor...