Capítulo 5

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Intentaba darle toda la libertad y todo el espacio que podía. Llevaban unos días ya en Polis, y hasta el momento no había habido ataque de la Nación de Hielo, su ejército estaba parado a menos de un día caminando de Polis. Días que estaban siendo aprovechados por Heda y WanHeda para preparar la defensa.

Clarke trataba de convencer a Lexa de que lo mejor sería enviar a alguien para que negociase la retirada de los hombres. La comandante no estaba de acuerdo, prefería continuar con la planificación.

-Lexa. ¿De verdad quieres otra guerra? ¿No ha muerto suficiente gente ya? Es hora de empezar a querer lograr la paz. Sé que tú también quieres vivir en paz, intentémoslo- Lexa la miró con seriedad y tras varios segundos negó.

-Lo siento, pero no puede haber paz con Nia – Lexa ordenó a Clarke que saliese del salón.

Clarke se escabulló en mitad de la noche. Ella tenía claro que haría todo lo posible para alcanzar una paz. Estaba cansada de tanta guerra. Había perdido ya demasiada gente. Era hora de comenzar a vivir de otra forma.

No logró avanzar mucho cuando sintió unas manos agarrándola del brazo y haciendo que se girase- ¿Dónde crees que ibas?

-Creí que confiabas en mí- Se defendió- No pensaba que estaría siendo vigilada.

-¿Confiar? Esto no es cuestión de confianza- Y entonces entendió que debería ser sincera- Nunca ha sido cuestión de confianza. Acompáñame- Clarke luchaba por soltarse del agarre- Vamos a mi cuarto.

-No- Lexa se paró al instante en mitad del pasillo- No pienso moverme. No soy de tu propiedad, ni siquiera soy una de tus súbditos. No voy a hacer lo que tú digas.

-Clarke, por favor- La rubia se sorprendió al escuchar esa frase en boca de la comandante- Deja que te explique.

-Habla.

-Aquí no, vayamos a mi dormitorio- Insistió Lexa. De ninguna forma iba a tener esa conversación en mitad del pasillo- Es lo mejor.

Finalmente Clarke aceptó, de todas formas sabía que esa noche ya le sería del todo imposible abandonar Polis y llegar al campamento de la Nación del Hielo.

-Habla- Dijo Clarke tan pronto Lexa cerró la puerta de su habitación.

-WanHeda. La comandante de la muerte. La que guarda en su interior el poder de todos aquellos a los que les arrebató la vida- Clarke la miraba con mucha seriedad- Si te matase, obtendría todo ese poder. Todos los pueblos me temerían.

-¿Me has traído para decirme porque deberías matarme?- Lexa se sentó en uno de los sillones invitando a Clarke a que la imitase.

-No. Te he triado para explicarte que pese a todo eso, nunca podría matarte. Porque hacerlo sería matarme. Porque en este tiempo me has devuelto la fe en aquello que creí debilidad.

-¿El amor?- Clarke recordaba como ante la pira dónde incineraron el cuerpo de Finn, Lexa le habló de lo malo del amor.

-Estaba equivocada. El amor no es debilidad. Es al contrario. Por amor hacemos todas las cosas que nos hacen grandes. Cuando hacemos las cosas por miedo o para esconder nuestros sentimientos es entonces cuando somos débiles. No siempre se puede actuar con el corazón pero siempre habría que tener presente lo que éste nos dice a la hora de tomar decisiones.

-Tu corazón ¿no te dijo que me dejases en MW?

-Te lo dije aquella aciaga noche. La decisión la tomé con la cabeza sin hacer caso a mi corazón. Si mi corazón hubiese tomado la decisión, yo nunca te hubiese dejado atrás. Pero tuve miedo. Miedo de volver a exponer mis sentimientos. Ya lo había hecho en el pasado y el resultado fue nefasto.

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