Clarke iba montada a los lomos del caballo de la comandante. En la boca llevaba puesta una mordaza y las manos estaban fuertemente atadas. Más fuertemente de lo que Lexa hubiese querido pero Indra había sido inflexible.
Habían pasado algunas horas cuando el reducido grupo decidió parar a descansar. Indra se acercó hasta la montura de Heda y tiró de Clarke para descabalgarla – Con cuidado- Indra notó el tono duro en la voz de su comandante.
Pese a la oposición de Indra, Lexa encendió una pequeña hoguera. Pese a que el invierno había casi terminado, aún en las horas de madrugada se notaba el frio traspasar la ropa y no estaba dispuesta a que Clarke pasase frio.
Quitaron la mordaza de Clarke y Lexa le ofreció un trozo de carne. Tras pensarlo un rato la rubia lo aceptó y comenzó a comerlo con cierta premura. Hasta ese momento no se había dado cuenta del hambre que tenía, el odio hacia Lexa tapaba el resto de sentimientos.
Entonces Indra y Lexa se miraron poniéndose en pie al instante. Uno de los exploradores apagó la pequeña fogata. Todos tenían sus manos sobre las armas. Hasta Clarke se había puesto en pie. Algo en el silencio y oscuridad de la noche se les estaba acercando.
Lexa colocó nuevamente la mordaza a Clarke – Lo siento- No podía arriesgarse a que la celeste emitiese alguna palabra.
Sería mejor sotarla y darle un arma – Susurró Indra a su comandante pero la respuesta de ésta fue negativa. No estaba dispuesta a que escapase.
Indra y los exploradores lograron que los caballos se tumbasen y acariciándoles estaban tranquilos.
De la nada, aparecieron cientos de hombres, iban armados hasta los dientes. Lexa, y todos los demás estaban parapetados tras las rocas. Eran demasiados para luchar contra ellos. Sólo les quedaba esperar a que no les hubiesen visto. Pinturas de guerra blancas, eso es lo que tenían en sus rostros aquellos soldados. La Nación de hielo estaba en tierras de Lexa, muy lejos de su territorio original. La suerte estaba del lado de Lexa y no fueron descubiertos. Cuando Heda se giró comprobó como Clarke corría alejándose de ella.
-Regresa a Polis y da aviso de que la Nación de Hielo nos invade. Mientras yo iré tras WanHeda- De nada sirvieron las criticas de Indra, su comandante había tomado una decisión- No he llegado hasta aquí para perderla ahora.
Lexa se perdía en el interior del bosque, puede que Clarke llevase unos meses viviendo en los bosques, pero ella había nacido en ellos. Debía llevar cuidado, el menos error haría que los exploradores de la Reina Nia la descubriesen. Maldecía el momento en el que decidió no atar a Clarke al árbol, si lo hubiese hecho no estaría ahora buscándola en el oscuro bosque.
Agudizó el oído y escuchó el sonido característico de una rama partiéndose – Ya eres mía- se dijo a sí misma dibujando una sonrisa en su rostro. Caminó unos pasos hacia su izquierda, que era el lugar del que había provenido el ruido.
No lo vio venir, nunca hubiera creído que eso pudiera suceder, pero cuando sólo había dado unos pasos en esa nueva dirección sintió un terrible golpe en la espalda que la hizo caer. Intentó sacar su cuchillo, pero se lo arrebataron de las manos. Cuando por fin giró sobre sí misma y vio a su atacante se quedó totalmente paralizada.
Sobre ella y con el que era su cuchillo puesto en su garganta se encontraba Clarke – Estás muertas- Dijo la rubia con tal rabia que de su boca salió saliva directa a la cara de la comandante.
La mirada de la comandante estaba clavada en la de la rubia. Los ojos de Clarke se iban llenando de lágrimas. Lexa podía sentir la batalla interna que sufría Clarke, la notaba no solo en el creciente brillo de sus ojos, sino en el ligero temblor de sus labios e incluso en como el cuchillo iba perdiendo fijeza.
-No puedo hacerlo. Te odio por ello, pero no puedo matarte- Clarke soltaba el arma y se derrumbaba al lado de la comandante. Lexa dejó pasar algunos segundos antes de volverse para mirar a la mujer que había querido matarla. Lo había querido pero no lo había hecho, la pregunta que el cerebro le lanzaba a Lexa era ¿por qué no lo había hecho? Pero aquello fue alejado de su mente al darse cuenta de que Clarke estaba llorando, pero llorando en alto y ese llanto podía llegar a oídos de los soldados enemigos.
-Necesito que estés callada- Dijo poniendo su mano sobre la boca de la rubia- La Nación de Hielo tiene a su ejército por aquí. Debemos escondernos. Está a punto de amanecer- Se ponía en pie y tiraba de la cuerda que colgaba de las manos de Clarke, haciendo de esa forma que ella también se pusiese en pie.
-Igual prefiero estar con ellos- Lexa la miró con dureza- Ellos nunca me han traicionado.
-No, ellos no lo han hecho. Ellos tan solo te buscan para matarte porque ahora eres WanHeda. Y a mí me quieren por el trono de los 12 clanes. Pero como bien dices, ellos nunca te han traicionado- Lexa decidió arriesgarse. Cortó las cintas de Clarke- Eres libre, vete con ellos si lo prefieres, o vete dónde quieras. Yo esperaré e intentaré regresar a Polis- Tras soltar a Clarke comenzó a caminar deseando no haberse equivocado. A los pocos segundos Clarke estaba junto a ella.
-Prefiero ir contigo. Quiero ser yo la que te mate- Le dijo con menos frialdad de la que ella pretendía.
Después de una larga caminata y cuando ya los primeros rayos de sol comenzaban a verse en el horizonte, ambas mujeres por fin se resguardaban en una gruta. Desde el saliente de la misma podía verse el lento caminar del inmenso ejército de la Nación de Hielo. La comandante sólo esperaba que sus hombres llegasen a Polis y pudieran dar el aviso.
-Deberías intentar dormir un poco.
-No, prefiero quedarme despierta y vigilarte – Lexa negó con la cabeza.
-Como prefieras. Supuse que estarías cansada – Intentó que sonase en un tono neutro pero las imágenes de Clarke en la cama con otra mujer hicieron que se tensase y sonase con bastante dureza. Así que decidió cambiar de tema- Me matarás, eso has afirmado – Clarke la miró – pero cuando has tenido la oportunidad de hacerlo has sido incapaz y te has derrumbado. Has sido débil.
-No. He sido justa. Cuando te mate, no dudes que lo haré, será estando ambas en igualdad de condiciones. Pero de momento, tengo otra cosa que hacer – Lexa la miró esperando que continuase- Debo avisar a mi gente de lo que sucede, así que cuando salgamos cada una seguirá su camino.
-Lo siento, pero no será así. Mis hombres están de camino a Arkadia para avisar a los tuyos. Pero tú vendrás conmigo a Polis. No me he jugado la vida para que ahora te vayas sola.
-Nadie te pidió que vinieras a buscarme.
- Han puesto precio a tu cabeza, vine a salvarte.
-No necesito que me salves, no necesito que me ayudes. Lo necesité hace tres meses, pero entonces decidiste traicionarme. Se defenderme. Se cuidarme perfectamente.
-¿No necesitas que te salve? Mis hombres te han encontrado. Sabíamos hasta el nombre de la mujer esa – dijo con desprecio- ¿crees que aquellos que quieren tu cabeza no te iban a encontrar? Y más si te dedicas a perder el tiempo metiéndote en la cama con mujeres en lugar de vigilar tu espalda- Clarke enmudeció. No había duda, la comandante la había visto en la cama con Niylah y por cómo la había hablado no le había gustado nada.
- Que yo sepa soy libre de meterme en la cama de quien quiera- Lexa no pudo controlarse y abofeteo a Clarke en el mismo momento en el que la rubia terminó la frase- El amor es debilidad, ¿se te ha olvidado? – Le dijo la rubia haciendo con ello que Lexa se alejase de ella.
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Redemption
FanfictionEs mi primer Fic basado en la serie The100. Amo a Lexa y Clarke, amo el Clexa. Comenzamos en el capítulo 3x1 más o menos y apartir de ahí surgirá la historia en la que Lexa deberá ganarse la confianza de Clarke, ambas deben luchar por sobrevivir y...