El Antagónico mundo de Thomas

Quinto Fragmento

19 de abril de 2010

RICKFORD EL BUHO BLANCO

Director: Adler Busbilosky

Editorial RICKFD. B.B.

Querida Señorita Brawn:

A petición del señor Thomas Fuchs, quien fue el vínculo perfecto para tan maravillosa lectura y tan honrosa oportunidad de tener uno de sus escritos en mis manos. Hoy me permito informarle, que nuestra editorial aprueba la publicación de su libro "huellas de un asesino" constituyéndose de 2000 ejemplares impresos.

Si le interesa nuestra propuesta, preséntese a nuestras oficinas el próximo 5 de mayo. Esperamos verla pronto.

Muy Cordialmente

Alicia Dettler

Directora Adjunta

La tinta negra de la carta se regó, tres manchas más sobre ella empaparon los párrafos; no podía dejar de llorar aquella mañana. Leí quizá unas siete veces la carta, cuando la leía mi voz se quebraba y no podía continuar, la sostuve en mi mano y la sentí tan ligera como una pluma, mientras la leía, recordaba aquella mañana en que lo conocí.

Habían pasado 3 años de su muerte, pero seguía sorprendiéndome. Thomas era el único que insistía en que yo continuara escribiendo y el único que había leído mi libro; eso era lo que yo creía, hasta esa mañana de abril.

                                                                                                      2

El nuevo comienzo

La señorita Fuchs, pasaba otro de sus cumpleaños en su pórtico, siempre llevaba con ella la vieja cámara de Thomas, no había duda alguna de donde había sacado Thomas tan envidiable talento.

Percy se añadió a la celebración del cumpleaños de la señorita Fuchs. Caminamos hacia la que fue la casa de Thomas. Se nos habían adelantado, la señora Audrey ya estaba brindando con ella adentro de la casa. Percy se pronunció, tocando el aldabón de la puerta... La señora Fuchs nos recibió con una gran sonrisa; se veía tan guapa con aquel vestido color malva y esas zapatillas café, llevaba una copa de vino en la mano que cuando la abrazamos para felicitarla tuvo que levantar el brazo para no derramar la copa. Aún tenía aquella sensación de encontrar a Thomas por alguna parte de la casa, era muy triste el hecho de ver colgadas por casi todas las paredes aquellas fotografías tomadas por él, pero en el fondo se sentía tan placentero poder viajar al mismo tiempo a los lugares más hermosos y tranquilos de la ciudad.

La señorita Fuch cumplía 43 años aquel 22 de junio, el primero de los cumpleaños que Thomas no le podría celebrar.

Los cuatro pasamos celebrando toda la tarde, recordamos como Thomas disfrutaba estas fiestas con su madre. Al final de la tarde nos despedimos, pero la señora Audrey se quedó con ella.

Al salir, Percy y yo empezamos a caminar en dirección a mi casa, mientras caminábamos el me platicaba sobre los planes que tenía para ese verano; me hablaba sobre los olores del acrílico, magia personal, noción del tiempo, meditación, libertad, Percy me hablaba sobre el amor que sentía por la pintura abstracta.

A Percy siempre le había fascinado la ingeniería; cálculos, medidas y un sinfín de complicaciones matemáticas, me sorprendía mucho que viajaría hasta Málaga, España a estudiar arte. Lo esperaba de Thomas, pero de Percy, nunca lo imaginé.