Capítulo 1

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•Viernes•

[Sara]

Terminamos las clases y a la salida camino en dirección al paradero, pero me percato que desde que salí del liceo un muchacho me seguía muy de cerca; llevaba jeans, una camisa blanca y un polerón negro con el gorro puesto.

La verdad me empezó a preocupar que él no se alejara o cambiara su dirección, tuve que desviarme de mi camino normal, seguí caminando hasta una plaza pública, por lo menos ahí podría pedir ayuda si fuera necesario. Al ver que no dejaba de dar cada paso detrás de mi, me decido.

Camino hasta el centro de la plaza y me volteo para encarar a mi perseguidor o posible acosador.

—¿Se te perdió algo? —Lo observo pero noto que lleva un cuello negro que deja a la vista su nariz y sus ojos. Sí, tengo razón, él no es alguien normal, pleno día soleado y este humano está abrigado más que una abuelita en invierno.

—Sí, creo que se me perdió algo —dice mirándome. Su mirada es incómoda, pareciera que recorriera todo mi cuerpo con ella, sin pasar nada, ni el más mínimo detalle por alto.

—¿Y que sería? —lo enfrento sin miedo alguno.

—Pues es algo que tienes colgando en el cuello —Baja su mirada desde mis ojos a la zona mencionada. Me da escalofríos, se refería a mi collar de plata que tenía la mitad de un corazón, me lo había dado mi ex novio. El muchacho me seguía mirando.

—¿Perdón, d-de qué hablas? —volví a preguntar haciéndome la tonta.

Él deja a la vista una amplia sonrisa —Eres encantadora nena, pero que pena que no captaste la idea. —Él habla de nuevo, frunzo el ceño ante sus palabras.

Sin dejarme reaccionar toma mi collar y lo corta de un tirón, corre hasta el inicio de la plaza, me mira por última vez y sé perfectamente debido a sus pómulos que sonríe; empieza a correr por el mismo camino que había hecho para llegar aquí.

—¡No huyas cobarde! —dije mientras corría a toda velocidad tras él.

Él seguía corriendo y yo lo estaba alcanzando hasta que llegamos a un paso de cebra, él cruza, yo lo sigo, pero para mi suerte no estaba el semáforo en verde. Sólo siento el golpe en mis costillas y me desplomo al suelo.

(...)

—¡Oye! —alguien me sacude y me sostiene entre sus brazos, entre abro los ojos, era el chico. Siento mi cuerpo pesado, me cuesta respirar y me duelr mucho el costado en el que recibí el golpe.

—¡Maldita sea, que no ves el semáforo antes de cruzar! —sigue hablando, parece estar preocupado, ya que es claro que fue todo su culpa.

—Acabo de llamar una ambulancia para que la atiendan —una voz femenina habló, supongo era la mujer que me atropelló.

—¿Señorita sería tan amable de quedarse con la chica? yo necesito irme —dijo el chico a la mujer.

«¡¿En serio se va a creer su teatro?! Por favor, ¡es adulta!»

—Si claro no hay problema —dijo la mujer ayudándome a sentarme, estaba tan adolorida que no pude hacerlo y dejé escapar un quejido de dolor. Sí, se creyó su teatro, para variar.

—¡Auch! Ay, me duele —me quejo. El chico se iba a parar, pero antes lo tomo del cuello y este se estira haciendo que se vieran sus labios. ¡Santa mierda, es hermoso!

«Recuerda que robó tu collar...»

—¿Tú a donde vas? —digo con dificultad y con cierto tono de enfado.

—No te importa —Sino fuera porque estaba adolorida lo hubiera golpeado por robarme y además que me atropellaran por su culpa.

Toma mi mano haciendo que lo suelte y así se marcha. Idiota, si lo vuelvo a ver, juro que le daré su merecido.

—¿Estás bien? —dijo la mujer, dirijo la mirada a ella, se veía nerviosa.

—Sí, usted tranquila, estoy bien —Intento tranquilizarla.

—Yo no te vi pasar, de verdad lo lamento pequeña—intentaba justificarse.

—Fue culpa del imbécil que perseguía —dije sonriendo con sarcasmo.

—¿Te refieres al muchacho? —me pregunta.

«No...el unicornio que corría por allá, claro que el muchacho, ¡por dios!»

—Sí, el muchacho de polerón negro —respondo "amablemente."

—¿Es tu amigo? ¿lo conoces? —me sigue haciendo un cuestionario, ¿qué acaso no se puede callar y esperar la ambulancia en silencio? que fastidio de mujer. Irónico no soporto a alguien de mi misma especie y sexo.

—No lo conozco y si fuera mi amigo, ¿usted cree que me hubiera dejado aquí botada? —dije tranquila porque, ¡por dios si esta mujer será tonta!

La ambulancia llega después de unos minutos y me llevan al hospital de inmediato, me revisaron: contusión en dos costillas. ¡muy bien! por lo menos tengo licencia para educación física por un mes o dos.

Al llegar a casa eran las siete y media y recordé que mi madre debía estar preocupada, al cerrar la puerta ella hizo acto de presencia.

—¡Sara! ¿por qué te demoraste tanto en llegar? te llamé tres veces, ¿por qué llevas una venda? —dice de forma rápida como si estuviera a punto de morir, a veces creo que exagera un poco.

—Hola mamá, un idiota me robó mi collar, salí persiguiendo al ladrón y un auto me pegó en las costillas —relato lo sucedido con normalidad como si aquélla no fuera mi historia. Cuando termino de hablar ella tiene los ojos como platos.

—Pero hija ¿estás bien? —dice restándole importancia al robo de mi collar, porque obvio mi vida está primero.

«Sí claro me encanta que alguien desconocido venga me robe algo y huya con ello y para variar que me golpee un auto. Me gusta sufrir mamá ¿cómo lo supiste?», obviamente que eso último lo pensé con sarcasmo, odio sufrir, mi vida no ha sido nada fácil.

—Sí mamá estoy bien, el doctor me dijo que tengo dos contusiones en las costillas y que tengo licencia —digo intentando olvidarme del dolor y del suceso ocurrido.

—Ay hija... —se acerca a mí y me abraza, dejé que lo hiciera. Al fin y al cabo necesitaba algo de cariño.

—¡Sara ya llegaste! —escucho una voz chillona, era Clara bajando por las escaleras a mi encuentro— ¿qué te pasó? —pregunta, lo que me molesta como una mosca revoloteando y zumbando en tu oído.

—El burro habló...—no le doy respuesta alguna y sólo digo eso en un hilo de voz, pero recibo un codazo de parte de mi amada madre a cambio. Juro que me comí el rosario que tenía para ella, ya que el golpe me dió justo en las costillas.

—Perdón... —digo apretando mis labios e intentado aguantar el dolor.

—Ay amor, tus costillas, perdóname.

—Descuida... soy inmortal... ay, demonios. —camino a duras penas hasta la cocina donde se encontraba el cálefon. Lo enciendo y tomo una toalla para dirigirme al baño en el segundo piso y poder darme una ducha caliente, lo necesito como el aire para respirar.

Agradezco que hoy día sea viernes. Después de bañarme y secarme el pelo, me puse mi pijama y me recosté en mi cama.

—¿Dónde he visto a ese chico? A ver... alto, ojos verdosos, nariz aguileña, labios delgados y rosados —quisiera saber su nombre y obviamente que me devuelva mi collar.

No. Exigirle de vuelta mi collar.

«Así suena mejor», pienso y sonrió triunfante.




Primer capítulo listo :D

Espero comenten que les pareció el cap :) me sería de mucha ayuda.

Sé que es algo corto, pero no sé si les gusta que sea así o quieren que sean más largos, comenten por fa 0^0

A los que se tomaron el tiempo de leer el cap infinitas gracias.

¡Hasta pronto!

Black [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora