Capítulo 3

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•Sigue siendo Sábado•

[Sara]

Terminamos de desayunar y mi mamá me pidió que lavara las tazas y los platos, yo acepté con la condición de poder salir con Patrick a comprar un helado.

—¿Sara cuánto te falta? —me habla Patrick desde el sillón de mi living.

—Me queda un plato y listo —le respondo y me apresuro.

—Podríamos aprovechar que salimos a comprar para traerle un collar a Celeste —me ofrece Patrick.

—Es una buena idea —dije secándome las manos con un paño de cocina.

—¿Lista? —dice parándose del sillón.

—Sí, estoy lista —tomo mis llaves y cinco mil pesos de la mesa de centro del living y salgo al jardín con Patrick.

Caminamos hasta la plaza, el mismo lugar donde me robaron, la plaza era redonda así que a su alrededor había una feria y al otro lado de la calle una heladería.

—¿Qué sabor quieres? —le pregunté mientras íbamos de camino al lugar antes mencionado.

—Frutilla con chispas de colores ¿y tú? —dice seguro de su elección.

—Chocolate con almendras picadas —respondo decidida.

—Interesante elección —dijo con una voz más ronca, me río ante ello. Llegamos al local y pedí los helados, Patrick me esperaba en una de las mesas del local.

—Toma —dije entregándole el cono con helado, obviamente.

—Gracias —dice educadamente.

—¿Oye Sara, y tu padre? —intenta crear conversación. Pero lamentablemente eligió el peor tema existente en el planeta tierra.

—¿Te refieres al real o al padrastro? —me miró con cara de obviedad.

—¿Acaso dije padrastro? porque no creo que lo consideres como tu padre. —habló de una forma que me molestó, hay veces en que sus preguntas no son muy específicas respecto de a qué se refiere exactamente.

—Eso jamás —Respondo seca.

—Entonces, ¿vas a responder? —alza las cejas serio.

—Está trabajando, dejó a su pareja y está intentando acercarse a mi —respondo. La verdad no quería tocar el tema, pero ya que.

—A lo mejor solo quiere saber más de su hija —dice tal vez compadeciéndose del hombre que me abandonó a los diez años, sin ninguna maldita explicación.

—Pues —le doy una lamida a mi helado—, no se lo permitiré —termino la oración.

—Ni siquiera sabes porqué se fue —quiere convencerme, pero ¿qué crees Patrick querido? no lo lograrás, ni por un pelo.

—¿Y? —digo desinteresada en el destino del hombre que alguna vez llamé padre.

—A lo mejor tuvo una razón —insiste el chico "abogado de los desconocidos".

—No empieces Pat —me molesta hablar de mi padre.

—Dime lo que pasó ayer —me pide, pero no entiendo a qué se refiere.

—¿Qué? —pregunto para salir de dudas.

—¿Te robaron no? —frunce el ceño y su cara se vuelve bastante seria.

—Sí, me robaron y perseguí al ladrón, crucé la calle sin mirar y me... atropellaron —digo ésto último entre dientes.

—¿Qué cosa?

Black [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora