Me hablas.
Me hablas con tal elocuencia,
Que sinceramente,
Me desarmo, en aquel maldito
Momento, en que me hablas.
Lo melifluo de tu voz
Me endulza, como el azúcar a mi té.
Podría,
Realmente podría,
Oírte hablar todo el día.
Aunque de tu boca salieran
Meras incoherencias,
Te oiría.
Es tal la adoración,
Que te tengo, mi vida.
Que simplemente,
Me detendría a disfrutar lo melodioso de tu voz.
Pararía,
Exactamente a todo el mundo,
Para que ni siquiera,
El débil sonido es un colibrí,
Pueda interrumpirte
Cuando hables tus incoherencias,
Que tanto amo
Escuchar.
Y, como ya es obvio,
Te oiría.
Aunque de tu boca saliera un
Te odio.
Porque es tal la elocuencia, de lo melifluo de tu voz,
Que a mis oidos,
Solo llegaría un
Te amo.
