Ocho.

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Cuando le decían que pensara en sí mismo, muchas palabras venían a su cabeza; todas era de odio y repulsión contra si mismo cosa que él no podía evitar.



Tantos traumas de pequeño y tantas críticas de la actualidad no lo dejaban pensar más allá de eso, más allá de lo estúpido que era, eso era lo que él creía.



Creía tantas cosas de la gente exterior, pero no trataba de creer en sí, o tal vez lo hacia pero sólo eran influencias y palabras de otros.



Él era como una pequeña marioneta, se dejaba manejar por todos y cada uno de quien lo quería ver mal. De personas vulnerables que se escondían tras una máscara de personas rudas y sin sentimientos, así podrían expresar libremente lo que pensaban que eran.



Todos estaban jodidos, de una manera u otra; pero él no pensaba eso.

Gritos Suicidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora