Despierto con una luz cegadora. Me incorporo y veo a Mary abriendo las cortinas de la habitación.
—Buenos días señorita. ¿Le gustaría que le prepare un baño caliente? —pregunta al verme recostada en el diván con la misma ropa de la noche anterior.
Fue entonces que recordé lo que había pasado en la oficina de mi padre.
—Sí, gracias Mary. Por favor tráeme el desayuno al boudoir*.
—Señorita, ¿no tomará el desayuno con su padre? —dice algo confusa.
—No. Por favor haz como te he pedido. —respondo firmemente.
—Sí señorita. —y haciendo una breve reverencia sale de la habitación.
Me levanto, voy hasta la mesa que hay frente a mi cama. Allí hay un jarrón y un recipiente de porcelana. Vierto el agua del jarrón para lavar mi rostro.
Luego voy al boudoir y en el pequeño comedor que quedaba frente a los ventanales está Mary organizando mi desayuno.
Me siento en un banco junto a la ventana. Miro las flores del jardín y el gran árbol de roble que está en medio, es una hermosa mañana de primavera, lástima que mi mal humor no me deja disfrutarla.
Mary me anuncia que el desayuno está servido. Me siento y aunque no tengo apetito me dispongo a comer.
Termino de desayunar y voy a tomar un baño. Necesito urgentemente sumergirme en el agua caliente y relajarme.
Salgo del baño y me coloco un sencillo vestido blanco de algodón, había pasado la noche toda de corsé y mi cuerpo merecía un descanso.
Al terminar de arreglarme Mary me informa que mi padre me espera en la biblioteca
Estoy bastante nerviosa pero aún así salgo de mi recamara y voy a la biblioteca. No sé como hablar con mi padre. No consigo entender por qué mi padre cambió de opinión tan repentinamente. Tengo que hacerle entender que no era la decisión más apropiada.
Al entrar veo a mi padre sentado en el sillón leyendo el periódico, tiene un cigarro encendido aunque no lo está fumando, lo ha dejado en el cenicero y parece que se le ha olvidado o quizás lo encendió por puro hábito.
Cierra despacio el periódico y me mira fijamente a los ojos. Su mirada es severa pero amorosa. "Quizás aún haya esperanzas" pienso.
—Hija, por favor toma asiento. Necesito que hablemos.
Me siento en el sillón de al lado. He decidido escucharlo primero y luego expresarle mi opinión.
—¿Has comido algo en el día de hoy? Anoche te saltaste la cena y tampoco me acompañaste al desayuno.
—Sí, papá. Mary me ha traído el desayuno a mis aposentos —y yendo directamente al asunto digo —Papá por favor, me podrías explicar de una buena vez que es lo que está pasando. No entiendo nada, se supone que partimos en tres días.
Se ha quedado pensativo, quizás está organizando en su mente como explicarme lo que había sucedido anoche.
—Hija, he cancelado el viaje. Partiré dentro de 1 mes, después de tu boda con el señor Hamilton.
—¡¿Mi qué?! —respondo alarmada.
—Discúlpame por tomar esta decisión sin consultarte antes. Pero no quiero que arruines tu futuro por ser tan testaruda. El señor Hamilton es un hombre de buena familia, heredero de una compañía de ferrocarriles. Ayer me visitó para pedir tu mano.
—Pero ¿cómo pretende casarse conmigo si yo nunca lo he visto en mi vida? —pregunto indignada.
—Quizás no le prestaste atención, pero te conoció durante la cena con Lord Beasley. Me dijo que cuando se enteró que partíamos se tomó el atrevimiento de pedirme tu mano por miedo a perderte.
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Pétalos de Tulipanes
Storie d'amoreSarah Thompson es la típica chica inglesa de alta sociedad de principios de siglo: educada, refinada y con muchos pretendientes dispuestos a hacerla su esposa. Hasta que un día su padre Ernest Thompson, un renombrado arqueólogo, ha sido asignado en...