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Aquellos ojos me miraban con frialdad, con esos ojos a los que miraba a cualquiera, fríos como siempre.

Soltó el mango abruptamente haciendo que me tambaleara hacia atrás, una vez que había recuperado el equilibrio nuevamente me puse firme en mi lugar.

– Vaya, vaya. Pero si es la indefensa Amy - Dijo con burla Eggman mientras daba vuelta a su maquina, quedando en frente de mí, por otra parte Shadow se encontraba mirándome fijamente, sin mover un musculo.

– ¡Amy, sal de aquí ahora! - Exclamo Knuckles mientras seguía en su intento fallido de salir de aquella gelatina verde, seguía dándome asco la forma en que se retorcía.

– ¡Ni hablar! Todo el tiempo soy la que tiene que apartarse. - Respondí con el mismo tono mientras apretaba más el mango del martillo - Siempre soy la dama indefensa...

– ¡Ay, ay! Que conmovedor - Dijo mientras fingía limpiarse una lágrima que caí por su mejilla, lance otro golpe dirigí a su desagradable rostro, pero nuevamente Shadow lo impidió - Acepta lo pequeña eriza, siempre seras débil.

Débil - Esa palabra resonó en mis oídos.

Deje salir un pequeño gruñido de mis labios y solté el mango del martillo, Shadow me miro con el ceño fruncido. Chasquee los dedos de ambas manos, haciendo aparecer dos martillos a una escala más pequeña que el normal y mucho más livianos pero igual de poderosos, Sonreí con malicia mientras hacia que los martillos chocaran entre sí, causando una onda sonora lo suficientemente fuerte como para aturdir a las personas, aunque no a mí.

Y como esperaba, todos los presentes llevaron sus manos a sus oídos en un intento de parar el molesto ruido, sin mucho éxito claro. Rodee al erizo azabache y me dirijo a Eggman, subí a su maquina y golpee el tablero repetidas veces hasta que empezaron a salir chispas de él, y una vez más intente golpearlo, teniendo éxito esta vez — lanzándolo varios metros lejos de ahí.

– Veamos quien es la débil ahora – Estaba a punto de golpearlo nuevamente cuando una cortina de humo opaco mi vista, con mis manos abanique el aire haciendo que la espesa cortina desapareciera poco a poco. Maldije en voz baja cuando me di cuenta de que Eggman y Shadow habían desaparecido.

– ¡Eh, Amy, todavía estamos aquí! – Grito Tails mientras agitaba su mano al aire.

Me acerque a aquella gelatina y saque el martillo grande y la golpee en dirección hacia la pequeña laguna que había un par de metros de esta, poco a poco fue deshaciéndose en el agua.

(...)

– ¡Wauh! Amy, la manera en la que golpeaste a Eggman fue genial, y utilizar tus martillos fue... ¡Wouh! – Exclamo el sorprendido y animado Tails mientras se lanzaba de espaldas al sofá. Creo que en serio se sorprendió mucho.

Deje escapar una pequeña carcajada mientras tomaba el vaso a mi costado y le daba un sorbo a la bebida. – Estoy de acuerdo con el zorro, fue increíble – Dijo el equidna mientras hacia gestos con sus manos – Perdonadme por dudar de ti Amy.

De alguna manera sabia que él no era quien se debía disculpar por su comportamiento sino Sonic, él ni siquiera me había agradecido por haberlo salvado – Para nada Knukcles, después de todo para eso son los amigos, nunca me enojaría contigo por tus palabras.

Sonreí para mis adentros al notar como Sonic me observaba de reojo en su lugar — un sofá individual apartado de los demás.

Todo estaba yendo por un mejor camino a partir de aquí, había logrado olvidarme gran parte de Sonic.

Aunque todavía no lograba sacar de mi cabeza aquellos ojos rubíes y ese agradable aroma que desprendía el erizo azabache de betas rojas.

Tiempo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora