Alexandra Balen!!! Venga a la cocina inmediatamente!!, dijo mi madre. Querido y compañero diario. Empiezo con esto que me decía mi madre cuando solo tenía 15 años, si, la niña bonita que alguna vez fui. La niña que alguna vez mi esposo amo, la niña que a mi madre le produje dolores de cabeza, pero a la vez satisfacción. Por ser la rebelde, la que seguía sus sueños, sus convicciones. Me encuentro triste por haber perdido todo lo que alguna vez ame y amaron!
-Como no oírte mamà? Si me estas gritando desde hace 30 min, me corrijo, hace 1 hora señora!
- Pues levántate Alexandra! Sabes muy bien que tienes que ir al dentista , a ver si de una buena vez te quitan esos molestos brackets.
-Està bien mama, ya voy! Una mañana mas, como tantas otras. Aunque creo y en verdad creo que esta sera diferente, por lo menos existe un buen motivo para levantar a un adolescente de 15 años a las 6;30 a.m. Dios! por que tal castigo?
Mente fastidiosa la mia, me dice que me levante pero mi cuerpo quiere seguir estando en reposo en esa camita que parece una nube, con mi cojines y con Mr Make, mi oso panda. Pero no, ordene a mi cuerpo levantarse y como suponía lo hizo con mucha tranquilidad. Parezco un zombie, y si, lo admito con mucha honra.
Después de una hora de arreglarme, como toda chica, baje a la cocina y los gritos de mi madre seguían a tal punto de darme risa. Era un abito de todas las mañanas, eso de que insista en levantarme. Lo único lamentable de faltar a la escuela es que me perderè la visita al teatro Colon con mis amigos Jack y Micaela. Mas adelante os contare mi relación con estos dos seres, mis seres de "Luz".
Camino a la cocina, me detiene una voz mas que aterradora, si. Mi madre Eleonora gritando otra vez.
- Señorita Alexandra! ya es tarde, estoy en el auto. Anda! que perderás la cita con el medico. Mi madre es muy puntual en todas las situaciones, pero su hija, yo. No tanto pero antes de soportar otro mas de sus sermones decidí apurarme, tome rápidamente mi mochila, dentro tenia mi netbook, mi teléfono, mis auriculares, mi maquillador personal y mi libro favorito, sin mas rodeos salí de casa y subí al auto inmediatamente.
-Alexandra, tienes el turno en tu mochila? recuerda que sin el no te atenderán. Ya sabes como son los médicos.
-Si mama, asentí. Lo tengo en la mochila, aunque no entiendo por que te haces tanto drama con ese bendito papel si el dentista es mi tío. Le respondí.
-Conoces la relación entre tu tío y yo Alexandra. Sabes bien el motivo.
-Lo se mama, lo siento mucho. No quise decir eso
-Esta bien Alex, los adolescentes muchas veces no miden lo que dicen. No piensan. Lo dijo con una frivolidad pero a la vez con mucha tristeza, me dolió que me haya tratado como una inconsciente pero supongo que tiene razón, fui yo quien la puso en ese estado.
A través del espejo retrovisor pude divisar sus ojos, siempre me siento atrás, ya que el asiento de acompañante es.. quiero decir, era la de mi padre. Su brillo y energía de pronto se había esfumado, como si mi madre no fuese esa persona que conducía el automóvil, como si el inconsciente de algún modo se volvió consiente y se apodero de ella , dejándola divagando en los temibles recuerdos del pasado. En el triste pasado donde mi padre era el protagonista.
No logre pronunciar palabra, estuvimos así los 30 min que duro el viaje hasta el dentista. Durante ese tiempo miraba a cada persona que cruzábamos por las calles de CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y a mi modo de ver, todos tenían la misma mirada. Una mirada fría y di vagante, una mirada en la que no se reflejaba el interés por lo que hacían, parecía que lo hacían porque debían hacerlo y no, como si desearan hacerlo.
Definitivamente no quiero eso para mi, y es por ello que ansío seguir mis sueños y ser una adulta que siga imaginando como una niña, pero en el cuerpo de una mujer.
Finalmente llegamos, faltaban unos 15 minutos para mi turno por lo que me senté en un sofá al lado del consultorio, tome mi mochila para buscar mi libro y sucedió lo mas catastrófico para un adolescente. Olvidarse lo que mas quería, seguramente pensaran que es el celular, pero no. Olvide mi libro favorito "La Divina Comedia", si bien no es de mi gusto, es el que mas quiero porque me lo obsequio mi padre en mi cumpleaños numero 14 antes de que... Se escucho el abrir de la puerta de uno de los consultorios, el de mi tío.
Automáticamente cuando lo vi salir, mire a mi madre que estaba frente a la puerta y a Thomas, mi tío.
Esas miradas fueron como las de dos enemigos que se juraron la muerte, una mirada fría y amenazadora por parte de Thomas al igual que la de mi madre. Yo en medio sin saber que hacer viendo ese espectáculo para nada agradable.
-Hola Alexandra, dijo fingiendo una sonrisa.
-Hola Thomas, dije con un tono bajo y lamentando ver esa situación.
-Pasa Alex, en un momento estaré contigo.
-Bien, asentí y me dirigí al consultorio.
Me sentè en uno de los dos asientos que se encontraban frente al escritorio y pude escuchar la puerta cerrarse bruscamente. Agache mi cabeza y sin poder contener mis lagrimas, las deje caer entre mis manos... Sabia muy bien lo que detrás de esa puerta sucedía entre Thomas y mi madre.
ESTÁS LEYENDO
"El Diario de Alexandra"
Teen FictionComo se puede convertir los sueños, las metas que alguna vez te propusiste en un tormento que te lleva al borde del colapso existencial. "Lo que anhele se había convertido en pesadilla,destruyendo cada parte de mi y su vez lo que me rodeaba." A.B