Cuarenta y Ocho

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Caminaba apresurado y sujetando con fuerzas el asa de su mochila.

Se había quedado a asesorías de matemáticas y química, por lo tanto había salido muy tarde de la escuela.

Miró a lo lejos la silueta de ______, siguió caminando con el corazón acelerado.

—Lo siento, Andrew, acabamos de cerrar —le informó cuando él llegó a su lado.

—Oh... está bien.

Un silencio los envolvió mientras ella aseguraba con llave la entrada.

—¿Te irás caminando?

—Sí.

—¿Puedo acompañarte hasta tu casa? —preguntó con los nervios a flor de piel—. Es decir... es un poco tarde y...

—Sí. Estaría encantada de que me acompañaras —le interrumpió con media sonrisa.

Andy le regaló una pequeña sonrisa a lo que ella empezó a caminar.

La ciudad estaba extrañamente tranquila y silenciosa. El cielo estaba en su máximo esplendor.

—Es una linda noche.

—Sí, muy linda —contestó él mirándola de reojo.

Un viento frío los envolvió haciendo que ella se estremeciera y se frotara los brazos con sus manos.

Andy lo notó y se deshizo rápidamente de su abrigo y se lo extendió.

—Oh, no puedo tomarlo, te morirás de frío.

—No pasa nada. Tómalo.

Ella negó a lo que él lo puso en los delicados hombros de la castaña.

—Gracias.

El camino hacia la casa de la chica fue silencioso y armonioso.

Andy no pudo evitar pensar que ella era y sería su primer gran amor. Estar al lado de ella le producía una tranquilidad inexplicable y lo llenaba de felicidad.

—Pensé que hoy no irías al restaurante.

—Tuve un par de cosas que hacer —se encogió de hombros—. Además que creo que debería dejar las papas fritas por un tiempo —rió.

—Has engordado un par de kilos desde que vas, ¿eh?

—Sí, he perdido mi hermosa figura —bromeó él provocando una hermosa risa por parte de la chica.

Andrew la acompañó hasta la puerta de la entrada.

—Toma —le extendió el abrigo a lo que Andy negó.

—Se te ve increíble, tómalo como un obsequio.

—Nos vemos mañana, Andy.

Ella le sonrió dulcemente y se acercó a él. El corazón de Andy se aceleró al tener sus labios a unos cuantos milímetros de los de ella. ______ pareció pensarlo y desvió aquellos suaves labios rosados para darle un casto beso en la mejilla.

Entró a su casa dejando al ojiazul completamente paralizado ante el dulce gesto.

Subió corriendo las escaleras y se encerró en su habitación para dejarse caer en su cama.

Se dejó embriagar por el dulce y varonil olor que despedía el abrigo. Aquel pedazo de tela estaba impregnado en tan peculiar olor.

Mientras miraba el techo pensando en aquellos profundos ojos azules sintió un objeto extraño en uno de los bolsillos.

Introdujo una mano extrayendo una pequeña libreta de pasta negra.

Frunció el ceño y su curiosidad se disparó al punto de abrirlo para leer todas aquellas palabras escritas con una perfecta caligrafía.

Sus mejillas enrojecían cada vez que le daba vuelta a una hoja.

Aquello le parecía irreal...

Tan dulce...

Tan tierno...

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Aun NO es el final. Me di cuenta de que en el capitulo pasado ya casi estaban llorando :v

El Chico De Las Papas Fritas (Andy Biersack Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora