Atrapado en una novela de amor.

Capítulo 1: Y ahí estaba yo, mirándola. Parte 2

Sus ojos estuvieron acechándome toda la noche. Su mirada gélida, pero vibrante despertaba en mí una curiosidad desbordante y asfixiante a la vez. Rememoraba aquellos minutos del día anterior con rotunda insistencia, como si las estuviera volviendo a vivir con simpleza y exactitud. Atacaban mi inconsciente en forma de dejavú, aunque mis pensamientos, tengo que aceptarlo, eran lucidos aún, hasta el momento.
No sabía quién era, ni de dónde era, ni su nombre, su edad. Realmente no conocía nada de ella. Era la primera vez que la veía, y es raro, porque llevo ya ocho meses trabajando en este centro comercial, aunque para ser sincero, jamás salía de mi área de trabajo, era lógico no haber visto su tétrica, pero hermosa mirada. Mas ahora ya te descubrí, iré por ti, no sé quién seas, pero iré por ti.
- ¿soy yo el que está repitiendo con bizarra determinación mi propósito?
Me preguntaba sorprendido, pues en efecto toda mi vida he sido un mísero cobarde.  Entablar conversación con una chica era un suplicio para mí, una hazaña difícil de lograr por el espíritu perdedor que me poseía en cuerpo y alma. No es que acepte de entrada que soy un desafortunado en el amor, he tenido ya dos relaciones sentimentales, de las cuales no salí airoso, pero tampoco vencido. Al contrario me hicieron fuerte. ¿o no? Ya empiezo a dudar de nuevo, son las 6 de mañana, ya debería levantarme, tengo clases en un par de horas en la universidad. Pensar en ella me desfasa de la realidad y eso que aun ni la conozco.
- Hijo, levántate, tu desayuno. - Dice mi madre.
- Aghhh, ya voy viejita.
No casi siempre, pero en ocasiones mi madre me despierta con entusiasmo. (Para iniciar bien el día, un buen desayuno), eso me dice mientras mastico de forma grotesca un mendrugo con mantequilla y tomo una taza de café.