Viernes, doce y cuarto del medio día, el último del tercer curso. No sentía ni un atisbo de emoción por ello. Me encontraba mirando por la ventana, sin prestar la mínima atención a la clase, ni siquiera sabía de lo que hablaban, estaba absorta en esa sensación que tenía en en el pecho, algo grande estaba a punto de pasar, lo sabía, podía sentirlo. La última vez que me pasó fue más leve, pero eso no evitó que pasará algo bastante radical, fue el día en que mi abuelo murió. También me pasó la vez en que mi prima, tuvo que mudarse al otro lado del país. Estoy preocupada y al mismo tiempo ansiosa, esas veces pasaron cosas que le dieron un giro a mi vida, pero, esta vez es más fuerte, no se que esperar.
—Señorita McNara ¿le gustaría compartir sus pensamientos con la clase?— Preguntó mi maestra de literatura.
—De ser posible, preferiría que no.
—Bueno, entonces quizás le gustaría hablar de lo que hará cuando terminen las clases. — dijo lanzándome una mirada de superioridad combinada con burla, característica de todo el que me miraba, y acompañada de una sonrisa sarcástica.
Escuché unas risas desde el fondo, se lo que piensan todos,"que tonta, seguro se quedará en casa"
—Pues, la verdad es que podría leer algunos libros interesantes — la maestra rió ligeramente.
—Si, todos sabemos que tan interesantes son esos libros infantiles que lees —dijo con un deje de burla.
—Bueno, en realidad podría también leer otras cosas, hay gran variedad en la biblioteca, quizá podría conseguirle algunos sobre cómo superar la crisis de la mediana edad, el otro día vi uno que se titulaba "cómo buscar relaciones amorosas con gente de tu edad", supongo que le serviría mucho —dije con total indiferencia, a lo que ella me lanzó una mirada envenenada y siguió con la lección.
La razón por la cual no me emocionaba el comienzo de las vacaciones de verano, era que todos los años era lo mismo, nunca tenía nada que hacer. Ya lo sé, se que a mi edad debería estar ilusionada por la ausencia de las clases, salir con mis amigos, tener citas, viajar y demás. Pero, las oportunidades de reducen considerablemente cuando no tienes amigos, y aún más, cuando tus padres no son más que compañeros de piso. Salí de la última clase a paso ligero sin prestar mucha atención a mi alrededor, como todo el tiempo.
Al cabo de un rato llegué a mi casa. Al pasar por la puerta me encontré con algo bastante desconcertante. A mi madre.
— Hola, katherine.
—Hola, Creí que estarías en el trabajo.
—Si, se que eso esperabas, pero he vuelto.
—No, yo solo... Es que no sueles tener las tardes libres. —Trataba de hablar delicadamente cuando estaba con mi madre, casi nunca me hablaba, no quería molestarla.
—Bueno, he pedido el día. Quería hablarte de algo. Sientate.
—¿Ha pasado algo?
—Te irás a pasar las vacaciones donde tú tía Mandy. — dijo tratando de sonar relajada, pero podía notar la emoción en su voz. Que lindo. Nótese el sarcasmo.
—¿Que?— no me mal entiendan, amo a la tía Mandy, la cuestión es que vive en una isla en Nueva zelanda, donde casi no habían servicios. Vaya que era un cambio.
— Se lo he pedido yo. Como no harás nada, es mejor que te ocupes en algo — uh, eso dolió, yo sabía que no haría nada, pero que ella lo supiera y lo admitiera tan naturalmente, era un golpe bajo.
— ¿Papá ya lo sabe?
—La idea fue de los dos — ya me lo esperaba.
—¿Podríamos esperar?
—Ya compré los pasajes, zarpas en la mañana. —Se me fue el alma al suelo.
—¿Barco? No, mamá tengo miedo, nunca lo he hecho.
—Hay una primera vez para todo.
— ¿No podrían acompañarme?
—Estamos ocupados.
—Pero... ¿Y si me pasa algo? ¿como al Titanic? — dije al borde de la desesperación.
—Esa es otra buena razón para que vayas sola — bueno, tenía que estar bromeando, así que arquee una ceja — No exageres, no pasará nada. — Su tono no era tranquilizador en nada.
—Mamá...
—No — me cortó — No digas nada, está decidido. Ahora, vete a alistar la maleta. — Y sin mas, se fue.
Ash, supongo que esto era lo que iba suceder. No había nada que yo pudiera hacer.
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Leyendas Antiguas
FantasySiempre te dicen que los seres mágicos son cuentos de hadas, todos con un final feliz. La cosa es, que cuando eres pequeño, te incitan a creer en ellos, se supone que debes tener imaginación. Pero cuando creces todo da un cambio drástico, dicen que...