II

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Llevo treinta y cinco días caminando, me he tenido que sentar en una de las paradas de autobús a beberme el culo que me queda de la botella, a parte todavía tengo tabaco gracias a la última parada que hice, fue en una gasolinera. El chico se porto agradable, es una pena que no me haya hecho olvidar cada promesa que me hiciste. La última vez que alguien me dijo que no me iba a romper fue un veintiséis de enero, lo recuerdo como si fuera ayer, me dijo que nunca más volvería a sentir la sensación de acabar rota, me rompió, fue él la última persona que acabó con lo poco que quedaba de mí, con lo poco que habías dejado, las sobras del plato por decirlo de alguna forma. No sé dónde estarás, pero si algo tengo claro es que no te has ido con ella, dice que nunca en la vida nadie fue capaz de acelerar sus pulsaciones, le he contestado que mejor que no te espere despierta ya que si te encuentro no dejaré que vuelvas a romper otro corazón, puede que acabe contigo, puede que acabe en tu cama, no lo sé. Solo sé que estamos a trece de marzo, que hace frío y que todavía mi corazón no ha dejado de bombear sangre.

Las horas pasan tan rápidas como segundos, me he replanteado varias veces darme la vuelta y volver a casa pero sería muy cobarde de mi parte si lo hiciera y ya sabes que no suelo dejar a medias lo que me propongo. He recogido en unas de las calles a un perro, no sé cuál es su nombre pero de momento me hace hasta más compañía que tú, ya que no estás. Sigo andando, no sé qué hora es, tampoco tengo ni idea de dónde estoy, ojalá tuviera idea de cuál va a ser mi próxima parada ya que no lo sé. La última llamada que me hicieron fue ayer en la madrugada, no se oía ninguna voz a parte de tu cantante favorito de fondo cantando una de esas canciones que tanto te gustaba tocar con la guitarra. Está lloviendo, llueve por todas partes, los semáforos se han puesto en rojo y yo he decidido bailar bajo la lluvia, la gente me mira como si estuviera loca, ellos nunca entenderán sobre mi dolor, nunca sabrán lo que es perder todo lo que tenias y salir a buscarlo bajo la tormenta. Mi pequeño está bien, aunque tiene un poco de hambre, le he contando a la chica de la tienda de mascotas más cercana mi dolor, me ha regalado pienso del caro y me ha dicho que mejor que me de la vuelta, que no mereces la pena. Sinceramente si para mí no la valieras no me hubiera bajado las bragas en aquel bar de copas.

dolor en la 057. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora