III

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Recuerdo que el primer beso que me dieron fue un catorce de marzo, la persona que me lo dio tuvo tanto coraje como tú, yo nunca me hubiera atrevido a besarme, mi cuerpo no es un templo pero me han dicho que dentro de él han sido capaces de descansar muchos dioses. Apolo nunca conquistó a Dafne, Dafne si conquistó a Apolo o puede que no, nunca supe exactamente cómo fue esa historia, sería bonito que me la explicases. ¿Ellos tuvieron un primer polvo o primero se juraron amor eterno? Nosotros tuvimos un primer polvo, lo recuerdo, tu sonrisa pícara me decía que deseabas acabar con cada parte de mí a bocados a lo que yo jamás me negué. Después de ese día nos veíamos todos, da igual si dentro llovía, para ti siempre haría sol fuera, incluso debajo de mis piernas. El vodka siempre era tu debilidad, la mía eran tus labios, descifrando cada parte de mi cuerpo, incluso sitios que ni yo misma sabía que se encontraban donde estaban. Si te digo cómo te conocí mentiría, no me acuerdo, lo único que recuerdo es que era tarde, estabas sentado en la barra de mi bar favorito saboreando una copa de whisky con dos hielos, me llamó la atención tu manera de mirarme cuando entré, la manera en que tus ojos deseaban comerme cuando yo sólo era una chica más en aquel lugar. Me sentaba allí cada viernes en la noche, le decía al chico de detrás de la barra que pusiera uno de mis discos favoritos de vinilo, me tomaba una copa y bailaba al ritmo de la canción que sonaba. Tú me mirabas, yo te deseaba, pero no hubieron palabras entre medio, solo gemidos detrás de la puerta de aquel baño. Recuerdo cuando me tuve que ir por un tiempo, creo que fue en ese tiempo cuando la conociste a ella, ojos claros, talla exacta de un cuerpo diez, mis curvas no tenían nada que hacer frente a ese cuerpo escultural de mujer, sinceramente hubiera entendido que te acostaras con ella en mi ausencia pero yo nunca le haría daño a lo eterno, tú lo hiciste, le hiciste daño a lo eterno cuando yo me dedicaba a conseguir algo de dinero para seguir permitiéndome el lujo de ir todos los viernes a verte. Cuando volví de allá era sábado, recuerdo que te escribí y te dije que ojalá pudiera tener el placer de verte esa noche a lo que tú dijiste que sí. Nos vimos, me dijiste te quiero, te dije que si por favor me podrías dar el gusto de bajarme las bragas, tú no te negaste. Hacia tanto tiempo que no notaba otro cuerpo tan cerca del mío, era verano, estábamos dentro de aquella casa de playa que tanto me gustaba, se podía oír el ruido de las olas mientras yo no podía hacer otra cosa que sentirte dentro de mí...

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⏰ Última actualización: Apr 28, 2016 ⏰

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