Aturdido despertó con el sonido de dos disparos que sonaban a su izquierda, provenientes de la salida.
Sus pasos eran largos aunque no comprendía porque, pues en su cabeza solo estaban aquellas palabras que fueron suplantadas por la preocupación de su amigo Absalom, el narcisista, durmiendo el dolor que sentía por su hermano.¡Se escapó! Gritó un Policía que lo buscaba por todas partes.
Su cabeza se hundía en la culpa por imaginar tal escena.
Hacía nueve años Jeremy había perdido la vista y sin esperanzas de ver estaba decidido a crear un mundo para así mismo, pues realmente deseaba ver.
Comenzó recordando e imaginando las cosas y después le puso su propio color, el creía que podia imaginar el rostro de las personas al tocarla o escuchar su voz, ese era su segundo más grande logro, digno de orgullo y esa imaginación en la cuál gran parte de su orgullo estaba depositada se convirtió de un momento a otro en una maldición, Porque ¿Como pudo imaginar a su amigo siendo un asesino? Por las noches no podía dormir atormentado.
¿Como pudo imaginar tal escena?Una mañana en donde nubes grises ocultaban el sol, en donde el cielo parecía comprender aquel triste sentimiento, en donde no cabía aquellos sentimientos que alegraban el alma, pero solo abundaban esos sentimientos que lo apretaban, hasta asfixiarlo.
Jeremy yacía delante del piano sin ninguna inspiración y sin ganas de tocarlo. Solo miraba las finas teclas blancas y negras, anhelando escuchar una melodía nueva, una melodía que ahogara su dolor.
Pasos interrumpieron aquél pensamiento, volviendo de nuevo a la realidad, su nana se acercaba.-¿Que quieres?- le gritó agobiado.
-Le presento a su nueva mucama- dijo su nana con serenidad.
-¿Como te llamas? - preguntó Jeremy.
-Mi nombre es Alana- dijo con voz dulce. Una voz tan hermosa que logró impactar a Jeremy.
Se volteó ansioso, nunca antes se había imaginado una mujer más linda y tan parecida a una niña.
"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente"
-Khalil Gibran.
ESTÁS LEYENDO
Tragedia
ContoCiertamente las tragedias dan las mejores historias. Un pianista, un engaño. Un egocéntrico, una mentira. Un justiciero, una traición. Tres hombres con convicciones y personalidades diferentes, unidos por el innegable y basto sentimiento dado a todo...