Cap. 4: "Te necesito amor"

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-Sandra-

Llegamos a un hotel. Maldita mi mente que se imaginó un lugar romántico. Era obvio, no estamos en Paris. Me hubiera encantado cenar en la torre Eiffel, a la luz de la velas, con piropos, anécdotas románticas, baile lento, apasionado, seductor; besos, caricias y todas esas bobadas, digo esas cosas románticas.

-Llegamos-dijo.

-¿A dónde?

-Donde me alojo-responde.

-¿Dónde qué?-pregunte.

-Donde me alojo-repitió.

-Ah. Entendí otra cosa-dije riendo divertida ante lo que entendí.

-¿Qué entendiste?

-Nada-dije.

-¿Puedo pedir por favor que entendiste?-asentí.

-Dijiste "el hotel donde me alojo", entendí otra cosa en la última palabra.

-¿Qué palabra?

-Alojo, rima con...-lo mire levantando las cejas. No dijo nada- "Cojo"-dije.

-¿"Cojo" de rengo o "Cojo" de lo que sabemos?-pregunto sonriendo.

-Que malpensado. ¡Decía de rengo!-dije mintiendo.

-Claro, claro-murmuro mirándome desconfiado.

-No muerdo, eh.

-Eso quisiera-susurro en mi oído provocándome escalofríos.

Entramos al hotel, nos dirigimos al ascensor y ninguno hablo, solo nos mirábamos y sonreíamos.

Al llegar, cerró la puerta y me acorralo contra la pared, sonreí mientras sentía su respiración acelerada. Me beso con pasión, le seguí el beso, pero, luego lo corte.

-Nos conocemos hace muy poco-murmure contra su boca.

-Te equivocas...-me volvió a besar. Se separó unos centímetros y murmuro-Nos conocemos hace un mes.

Me apretó contra él. Era imposible resistirse, siempre ganaba. Me volvió a besar, pero esta vez, sus manos recorrían mi cuerpo. Enrede mis piernas en su cintura y me apreté más a él, ya podía sentir su erección entre mis piernas. Me llevo hasta la habitación entre sus brazos, me recostó delicadamente en la cama y comenzó a quitarme la ropa lentamente. Luego de desnudarse, se metió entre mis piernas. Cuando estaba a punto de entrar en mí, sonó el maldito móvil de él. Se levantó y agarro el móvil de mala manera. Se alejó.

-Romeo-

Atendí el celular y maldije, era Ingrid, momento más oportuno no podía escoger.

-¿Qué quieres?-pregunte.

-Voy llegando a tu casa-dijo cantarina-. Prepara el baño.

-Ingrid-dije en susurro-. Si vienes juro que te olvidas de que trabajamos juntos y te delato a ti y a los demás.

Se oyó un suspiro y murmuro:

-Está bien, Romeo. Pásalo bien con tu "Julieta".

Dicho esto colgó.

-Sandra-

Volvió a mi lado. Me miro y sonrió. Me levante y me coloque la ropa interior.

-¿Qué haces?-pregunto.

-Vestirme-afirme.

-¿Por qué?

-No voy a dormir desnuda.

El criminal -Romeo Santos-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora