Careless Whisper

Capítulo 1

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Después de llegar a casa decidí ir a aquel viejo sofá que está en la La cochera que  está aún lado de la cocina y lo único que lo divide es un muro de concreto con una puerta que hace conexión, así que se puede escuchar todo lo que se dice a un lado.

- ¿Es que acaso no lo entiendes? No te preocupes por mí si no quieres, pero piensa en tu hija, piensa en TaeYeon, ¿Qué es lo que siente cuando nos escucha discutir? -Escuché a mamá reprochar.

-No se te ocurra volver a meter a TaeYeon en esto, esta discusión es sobre nosotros. ¿Tú qué es lo que haces aparte de dar problemas?

Mis padres volvían a discutir.

Todo era tan repetitivo, mi madre se quejaba de mi padre, mi padre se excusaba, mi madre le contestaba, se enojaba papá, mamá le respondía físicamente y cuando papá lo hacía igual ella lloraba quejándose aún más.

Los he escuchado peleando toda mi vida se cómo actuaran por el resto de su vida, aun así, no les tengo resentimientos... Aunque tampoco deseo estar así toda mi vida, en cuanto tenga la oportunidad me iré y me olvidaré de esta casa con olor a melancolía y lamentos.

-Maldición, ¡¿por qué no se largan a discutir a otro lado?! - Grité mientras me levanté del sofá, sabía que ellos no iban a cavar pronto, así que cogí unos audífonos pequeños, abrí la puerta de la cochera que topaba con la calle y salí. "Genial TaeYeon, ¿y ahora que vas a hacer?"

Había llegado a una tienda, ni siquiera estoy segura de cómo fue que llegué ahí, me había metiendo en mis pensamientos que no me di cuenta hacia donde iba.

-Deme una cajetilla de cigarros por favor -El joven que atendía no demoro en cobrar, extendió la mano para que le diera el dinero

-¿Me podría repetir cuánto es por favor?

-40.

-¿Puedo volar con ellos o qué? ¿No los vende sueltos?

-No, disculpe señorita.

"Estúpidos Marlboro" -Bueno así está bien, no los quiero, disculpe la molestia- Antes de irme una dulce voz rodeó mis oídos y se introdujo suavemente en ellos.

-Yo pago lo de ella - ¿La dulce voz había dicho que pagaría lo mío?

Si algo me habían ensañado mis padres es que nunca pida ayuda y me las arregle sola.

Giré sobre mis talones decidida a detener lo propuesto pero en vez de eso quedé pillada.

Su cabello de color castaño, pero... un castaño suave, dulce, que me hacía querer ir a olerlo y pasear mis dedos por él, pero no era lo único que me interesó, sino también una cara tan libre de imperfecciones, labios, ojos, todo perfectamente con las medidas necesarias para poder decir que este es el ser humano más perfecto que mis ojos han visto.

-Aquí tienes -Cuando me di cuenta ella estaba frente a mí, extendiéndome una caja de cigarrillos.

-No tenías por qué hacer eso -Traté de hablar lo más tranquila que pude.

-Yo quería hacerlo -Ella tomó mis manos y colocó la cajetilla adentro de ellas, mi corazón sentía como si... no, espera, no sentía mi corazón, ¿ya estaba muerto? o latía tan rápido que ni lo notaba.

Después de aquello la chica se marchó. Yo me quedé donde ella me dejó con la caja de cigarros entre mis manos y mirando a quien sabe dónde.

-Disculpe señorita, pero ya vamos a cerrar -El chico de la tienda me sacó de mis pensamientos al decir aquello, voltee a mirarlo y él reía discreto.