Buscando a DongHae.

1.3K 185 56
                                    


La planeación de aquel viaje les había llevado meses. ¡Meses! Y en ese instante todos esos planes se habían ido por la borda. ¿Gracias a quién? Sí, ni más ni menos que a DongHae. ¡A DongHae, por todos los dioses!

Lo siento, Hyuk. Fue todo lo que su acompañante pudo decir, y eligió el peor momento para ello. Porque esas tres palabras tan sólo consiguieron hacerlo estallar.

Primero, intentó contenerse al tomar respiraciones pausadas y lentas, pero no funcionó, porque DongHae seguía con la cabeza gacha, fingiéndose inocente. Luego, golpeó la pared que tenía al lado, dio un par de patadas e intentó volver a respirar tranquilamente, pero nada de eso funcionó, porque la rabia seguía luchando en su garganta por salir. Así que, al final, gritó. Le gritó al otro hasta de lo que se iba a morir. Por supuesto, más tarde se arrepentiría. Sin embargo, en ese momento, cada grito salido de sus labios, le supo a gloria. Estaba vuelto loco de enojo, y toda esa furia menguó en cuanto terminó de decir todo lo que la furia le dictó.

Cuando su alma se sintió libre, se dio cuenta del error que había cometido. ¡A DongHae no se le gritaba! Todo el que los conociera lo sabía, que DongHae era muy sensible a cualquier muestra de enojo, así fuese el silencio más sencillo. Pero, sobre todo, el menor era sensible a los gritos. Si alguien le gritaba, DongHae lloraba irremediablemente; lloraba a pesar de que en los últimos años se había hecho fuerte y no lloraba en público tan fácilmente como antes. Aunque, si había gritos, lloraba de cualquier manera, así estuviesen en plena grabación o entre una multitud de personas, exactamente como estaban ambos en el momento en que decidió que gritar era buena idea.

Su corazón se apachurró cuando distinguió el temblor en los hombros del menor, y cuando lo escuchó soltar un sollozo casi ahogado, se sintió la peor persona del universo entero. Si algo odiaba eso era verlo llorar. Y en esa ocasión él era el único culpable de esas lágrimas.

Estuvo a punto de acercarse, abrazarlo y pedirle disculpas hasta de rodillas, cuando DongHae, sin decir palabra, dio media vuelta y comenzó a correr. Lejos, muy lejos, perdiéndose entre la gente que transitaba por ese extraño lugar y que había visto lo ocurrido entre ambos durante esos minutos. Lo perdió de vista en cuestión de segundos. Cuando quiso moverse para darle alcance, se dio cuenta del nuevo problema que tenía que resolver. ¡DongHae podría estar perdido!

Le dieron ganas de llorar por pura frustración. Quiso tomar mechones de su cabello y arrancárselos de golpe. ¡Quería llorar de verdad!

De pie, en medio de esa extraña plaza, no fue capaz de moverse. Miró a un lado y a otro, pero no dio un solo paso. No había rastro alguno de DongHae.

Decidió que era mejor esperarlo ahí, en caso de que regresara en cualquier momento. Si se movía y DongHae aparecía allí de nuevo, sí que estarían totalmente separados y perdidos. Ni él sabía a dónde podía dirigirse.

Estaban en Alemania, en la ciudad de Colonia, sin manera de poder desplazarse. Y esa era la razón por la que había explotado en gritos minutos atrás.

Habían aterrizado en la ciudad por la mañana y, luego de arreglar algunas cosas en el aeropuerto, se dispusieron a dirigirse al hotel en el que tenían reservación, muy, muy cerca del centro de la ciudad. Sin embargo, luego de cruzar por el puente Deutzer Brücke, DongHae se puso incontrolable al revelarle que no encontraba su bolso en el que TODO lo importante estaba. TODO. Los pasaportes de ambos, el único celular que llevaban, el dinero en efectivo, las tarjetas, hasta la cámara y la portátil nada necesarios (según él) que DongHae cargaba a todos lados. ¡TODO!

Por supuesto, en ese bolso estaba el dinero con el que pagarían al chofer del taxi que estaba llevándolos al hotel.

A partir de entonces, toda la preciosa vista de aquella magnífica ciudad se había desdibujado ante sus ojos.

{EunHae} Buscando a DongHae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora