Beso de sangre [Terminado]

Capitulo 39

Cuando mis esperanzas caen al piso y se rompen en miles de pedazos, estas tu tan cerca de mi y haces estremecer cada parte de mi piel, el simple rose de nuestras manos me llena de alegría.

-¿David? - Dice con duda Victoria entrando a la habitación que estaba oscura donde se supone que el ya nombrado había acordado tener una reunión con ella.
- Creí que no vendrías - Dijo David quien salía de la parte más oscura de la habitación.
- Tu me dijiste que viniera y aquí estoy - Dijo Victoria mientras se acercaba a una mesa donde había una vela, se quedó viendo la vela y esta se encendió al igual que las otras del lugar - Ahora está mejor -
-Eres astuta - Dice David tranquilo - ¿Como Sabias que no estaba solo? -
-No he dejado de quererte pero eso no significa que sea tonta - Dice Victoria con una inocente sonrisa.
-Tu cabello ha crecido mucho - Señala David intentando mantener la calma ya que la sonrisa de Victoria lo tomo desprevenido ya que él pensaba que esta lo odiaba.
-Tienes razón - Susurra Victoria, era cierto, su cabello llegaba hasta la cintura -  Pero se que no me citaste aquí para decirme eso ¿Que es lo que quieres de mi? -
- Que me ayudes para que no maten a Nina - Dice David - Súplica con desesperación al ver que Victoria no decía nada.
- Sabes que mantendré a salvo a Cristián, Angela, Gabriel y Klaus pero que también podría salvar a Nina aun que debes saber que eso hará que nunca me perdonen - Analiza con frialdad Victoria tenia puesto un vestido con mangas abiertas, un cinturón de cristales, el vestido le quedaba algo pegado a la cintura pero amplio en la parte de abajo, de color blanco, sus cabellos estaba recogido en una trenza, unos cuantos mechones caían sobre su rostro. El aura que la rodeaba era imponente.
-Haré lo que quieras - Sigue suplicando David casi al borde del llanto.
-No quiero que hagas algo por mi, no lo necesito - Responde Victoria ocultando el hecho de que quería tranquilizarlo pero ella había entendido que ellos eran enemigos declarados, era obvio que ella aun lo quería y que nunca permitiría que a él lo pasara algo - Me retiro -
-¡Gracias! - Exclama David más tranquilo.
- No te confundas, yo no he dicho que voy aceptar tu petición - Aclara Victoria mientras camina a la salida, en su voz se notaba seguridad y frialdad a la vez.
-Lo se, pero tu y yo sabemos que me ayudarás - Dice David seguro de lo que decía.

- Tienes razón pero debes estar seguro de que lo hago yo por ti y no como miembro del consejo - Dijo Victoria mientras abren la puerta - si tengo la oportunidad de matar a Nina no como Victoria sino como la mujer del consejo, no dudes en que la asesinare -
David veía como desaparecía a la distancia la figura de Victoria, estaba sorprendido por lo madura que se había vuelto esta, ella había tomado una presencia imponente , segura y lo más importante, ella llamaba la atención de todos los que estaban en el lugar - Nadie debe hablar de lo que sucedió en este lugar y quien se atreva que se esconda muy bien porque esa mujer lo buscará hasta debajo de las piedras para matarlo y déjenme decirles que ella hará que en el tiempo en que se escondan deseen su propia muerte - Advierte David con frialdad y con una pequeña sonrisa maliciosa que hizo estremecer a todos los presentes.
Victoria entro en su habitación y encontró a Klaus sentado en su cama - ¿Que haces aquí? - Le dice Victoria para acercarse y darle un beso en la mejilla.
- ¿Que te dijo David? - Pregunta Klaus a Victoria mientras le hace un gesto para que se siente.
- Quiere que evite el asesinato de Nina - Dice Victoria acostandose en la cama.
-¿Y que piensas hacer? - Dice Klaus también acostandose al lado de Victoria.
- Se que el la ama y si no hago nada la mataran y el sufrirá - Musita Victoria un poco adormilada.
-¿Aún que eso signifique que Cristián y Ángela te odien? - Pregunta Klaus mientras acomoda a Victoria en su pecho.
-Prefiero que todos me odien antes de ver alguno de ellos sufrir - Susurra Victoria quien parece a gusto cerca de Klaus.
-Yo nunca te odiare... - Susurra Klaus acariciando el rostro de su amada flor, rostro que demostraba que descansaba plácidamente, aquel rostro dormido que lo tranquiliza y aquella fragancia dulce que despide el cuerpo en reposo de su flor