4

21 1 0
                                    

Editado
.
.
.
.
.
.
.

Las manecillas de el reloj cuadrado, que colgaba sobre él pizarron, marcaban las 4:00pm. Lo que significa que las clases habían terminado.
Shay guardaba en su bolsa, su libreta y un bolígrafo negro, cuando por el rabillo de su ojo vio la silueta larga y delgada de un muchacho que vestía una sudadera azul marino, dirigirse a la puerta, levanto la vista discretamente, el cabello se venía sobre su cara así que esperaba que con eso no se delatará tan fácil, y nadie se diera cuenta de que estaba observando a Nathan. Pero se quedo viéndolo demás, provocando que él  se girara en su dirección. Shay nerviosa apartó la vista, y se levantó de su lugar, se colgó la bolsa de un hombro, intentando fingir que nada había sucedido, avanzó a la puerta también. Para su sorpresa él se quedo viéndola, casi sin parpadear, con un gesto inexpresivo y frío. Parecía una persona diferente a aquel tan relajado y simpático, chico de la cafetería. No se atrevió a verlo a la cara, otra vez. Sintiéndose dolida y mal, por como la veía.
Una semana había transcurrido desde que Nathan entro en el instituto, casualmente en las mismas clases que Shay. Exactamente ocho días.
A partir de entonces, Shay no sólo tenía que lidiar con sentirse marginada, ahora también, con evitarlo. Esa sensación de ser observada, la acompañaba siempre que lo tenía cerca. Y también aquella de como sí le conociera... ambas cosas le asustaban un poco. Aunque ella intentara no darle mucha importancia, un día, casi sin querer, se dio permiso de considerar, como una posibilidad, que tal vez sí lo conocía de tiempo atrás. Después de todo, poco conservaba en su memoria ahora.
¿Qué tal y se conocían? ¿Qué tal fueron amigos alguna vez? Dios era testigo de la ilusión que aquello le provocaba. Aunque al final se sintiera como una tonta penando eso; ¿y no era así? ¿Nada de eso? Hubo un día en el que se planto el preguntárselo. Pero, al analizarlo una vez más, se dio cuenta, de que sí lo fuera, él ya habría dado el primer paso, ¿no? Recordó todo eso cuando paso junto a él, casi rosando sus manos, y se prometió así misma nunca más volver a pensar en un chico que la veía como sí la odiara. Aunque ya no se permitía pensar en ningún chico en general.

                          ***

Shay contemplaba el vestido azul de manga corta, que colgaba de el perchero. Hacia tiempo que no lo usaba, y no pensaba hacerlo pronto, tampoco.
Lo tomo en sus manos, y lo examinó. Una hilera de botones comenzaba desde el cuello, y termina en el largo que le llegaba a las rodillas. Parecía más bien un camisón. Al verlo, algo en ella, jugaba en su interior. Algo se removía. Cerró sus ojos, concentrándose en lo que sentía, rezando internamente, que esta vez sí funcionará, que algo apareciera en su memoria. Pero nada. Llena de frustración cerró de un portazo el closet. Corrió hasta su cama, metiendo la mano bajo de su almohada, saco un metal salpicado de rojo, y frío. Su piel se desgarraba, y sus ojos se desahogaban. Con su alma gritando que todo se acabara. ¿por qué sólo no olvidaba todo esto? ¿por qué no podía volver a lo que fue antes? ¿por qué a ella? , por qué. Por qué.

Un golpeteo fino, la saco de su aturdimiento, tardo en comprender que provenía de el otro lado de la puerta.
—¿Shay? ¿Estas lista? Tenemos que irnos. El Dr. Stanley, no espera, ¿lo olvidas?
Mierda. Claro que lo había olvidado.
____________________________________

   Hi! Como verán, nuevo nombre y nueva portada, espero que esta historia le este gustando...                     bien, supongo que gracias por leerme y así. Cualquier cosa; opinión, duda, reclamo, etc. No duden en decírmela.😌 igual, quisieran que les dedicará algún capítulo, o yo qué , diganmelo, quieren claro. Bai
(*este capítulo no me gusta mucho, no es muy bueno, lo pero como dijo una chica una vez; ya habrá mejores, espero.)

Humo. (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora