Todo Aquello Que Fuimos

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No éramos dos gotas de agua; es más, no nos parecíamos en nada en absoluto. Pero podíamos ver a través de los ojos; podíamos sentir el olor a sangre al abrir nuestras heridas más profundas. Sabíamos cómo apoyarnos, sabíamos parar el reloj que dolía a cada segundo. Pudimos sanar nuestras emociones más dolorosas. Y cuando ya no podíamos más, allí estaba la otra mitad de la naranja para sacarnos de la desesperación.
Y, de repente, nosotros mismos fuimos lo que más nos destruyó.

Otro Día Contigo Y Sin Ti Tercer Puesto Poesía 2016 OppwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora