Ni Una Sola Lágrima Por Mí

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Pasaba el tiempo, pero nadie parecía percatarse de su presencia. Ella al principio se esforzaba por ser visible, por ser real, pero hace un tiempo se rindió. Ahora ya no tiene fuerzas para llorar, para decirle al mundo que su corazón necesita un poco de cariño.

Fue corriendo la aguja del reloj como cada día, pero el calendario de aquella niña no avanzaba. Caía la noche, y en esas horas el cielo se oscureció más de lo debido.

Reflexionaba. Pensaba. Y se preguntaba si era necesario seguir sintiendo tanto dolor. Sueles seguir adelante por alguien a quien amas, pero a ella no le espera nadie al salir del colegio, no tiene a nadie a quien poder desearle las buenas noches y darle un beso antes de enredarse entre las mantas con una sonrisa y feliz de haber vivido otro día más.

Su realidad es que, a veces, ni siquiera va al colegio porque le aterra que su vida coloque más recuerdos horribles sobre ella. Tampoco cree que sea imprescindible para nadie.

<<No se van a dar cuenta.>>, piensa día tras día, noche tras noche.

Debilidad contra el aire que respira.

Mira a la luna. <<Adiós.>>

Adiós. Es lo que quiere decir cada vez que comienza un nuevo día.

<<No pertenezco a este mundo. No es para mí. No soy para él. Tan grande, y sin hueco para una vida más.>>

Pero no vamos a lloriquear. Vamos a terminar con esto con la cabeza bien alta, y haciendo el menor ruido posible.

¿Vienes conmigo?

Hasta ahora he sido la niña que nunca nadie ha querido, pero ya no voy a ser así. Tampoco seré una pobre niña suicida por sus asquerosos traumas, porque no se van a enterar que hay una vida menos en el mundo. Por eso estoy tranquila.

No tengo que cargar con el peso de mi conciencia. No voy a dejar a nadie atrás, tirado en el camino.

<<Siempre he caminado sola. No echo de menos a mi acompañante.>>

¿Vienes conmigo?

Te lo vuelvo a preguntar, porque puede ser se te haya olvidado. No tengas miedo. Si quieres te dejo tiempo para pensártelo. Sólo quería saber si alguien me acompañaría por primera vez antes de dejar de caminar.

<<Tranquilo, lo entiendo. Tú tienes una familia que te quiere, amigos que te aman...>>

No voy a dejar que me acompañes, sólo quería estar junto a alguien mientras me desahogaba.

Y ahora. ¿Me puedes hacer un favor?

Cuéntame una larga historia para dormir en paz por primera y última vez. Ya se me van cerrado los ojos. Sigue. Sigue hasta que pienses que mis ojos se han cerrado para siempre. No quiero que caiga ni una sola lágrima por mí. No merece la pena, pequeñas y grisáceas nubes.

Hasta luego. Ya nos veremos algún día tardío.

Cuéntale pequeñas historias al mar.

*****

Ahora, queridos lectores:

Me gustaría que os metierais en la piel de este personaje por unos instantes, y releyerais esta frases:

<<No se van a dar cuenta.>>

¿Vienes conmigo?

<<Siempre he caminado sola. No echo de menos a mi acompañante.>>

¿Vienes conmigo?

<< Tranquilo. Lo entiendo. Tú tienes una familia que te quiere, amigos que te aman...>>

Pensad en ellas, por favor.

Otro Día Contigo Y Sin Ti Tercer Puesto Poesía 2016 OppwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora