I.

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La extrañó, extraño sus besos, sus caricias y sus abrazos, extrañó de la forma en la que me hablaba, también voy a extrañar las pláticas largas, los pronombres, las salidas al parque y al cine, al igual que ir a su restaurante favorito cada viernes, pero nada de eso puede regresar.

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Era viernes, viernes de ir a su restaurante favorito, iba vestido un poco más formal de lo normal pero no demasiado, me subí a mi auto directo a su casa.

Después de unos minutos de camino, el carro estaba estacionado afuera de la casa, baje del auto y ella me abrió la puerta su casa, que perfecta es, lleva un vestido azul marino y unos zapatos de piso color perla.

-Pero que princesa más hermosa tengo de novia. -Ella sonrió, esa sonrisa que me conquista.

-Tu no te quedas atrás mi amor. -Se acercó a mi y me planto un beso corto en mis labios.

Caminamos hacia el auto, le abrí la puerta y ella subió, después yo lo hice y comencé a manejar hacia el restaurante. Pasaron minutos de camino, pero no de esos minutos aburridos, si no de esos divertidos donde cantas a todo pulmón y no quieres que acaben. Estábamos a fuera del restaurante y lo estacione, baje, le abrí la puerta y ella bajo para entrar al restaurante. Entramos y no sentamos en la misma mesa de siempre. Se dirigió un mesero, siempre nos atendía.

-Buenas noches, ¿Van a ordena?

-Lo mismo de cada viernes.

Sonreí y ella igual lo hizo, disfrutamos de nuestra comida entre risas y cosas cursis.

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Es horrible saber que ahora me tengo que sentar sólo, pero no dejó que nadie se siente conmigo, suelo pedir lo mismo, también pido un plato para ella aunque desgraciadamente ya no este conmigo.



Te extrañó.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora