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Oí gritos.

Tus gritos.

Me levanté como alma que lleva al diablo y corrí hacia tu habitación.

Discutías con Keegan.

Te gritaba.

Te veías tan indefensa. Llorando y rogándole que se marchara.

No se iba.

Te sacudió e insultó.

Lo golpeé y lo saqué de casa rápidamente.

Dormí contigo toda la noche, consolándote.

Dulce MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora