Miedo a la soledad

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Tenía en mi poder algo importante, no era una joya ni era dinero, era la mano de alguien que para mí era importante, era una mano cálida y suave que demostraba confianza con solo verla, era extraño tener la mano de alguien, la última mano que tuve en mi poder fue la de mi madre antes de abandonarme en un oscuro lugar y la voz de un señor diciendo que me iba a llevar a un lugar, pronto descubrí que me había llevado a donde van los niños huérfanos, me hicieron preguntas y yo solo pude decir que ella iba a volver, que mi mama iba a regresar por mi, ella me lo dijo y lo prometió, pero sé que hasta el día de hoy esa promesa fue una cruel mentira. Cuando estoy en mi cuarto en completamente sola y cierro la puerta, con cortinas y demás puedo ver la oscuridad, mi vida es como la oscuridad, vacía y sola. Imagino que todo es...una cruel mentira creada por mi, volver a la realidad es como un golpe de estomago, fuerte y cruel además de vil, odio estar sola, pero esta es mi vida y mi destino, solo tengo que vivir con él y ya, ¿eso es vivir?. Lo mire con frialdad y él me miró sonriente, como un niño inocente que no sabe el cruel destino que la vida le depara, solamente camine en silencio con el, a veces nos mirábamos como si nos pasáramos notas secretas, deseaba que el pasillo fuera eterno, por qué me gustaba tener su suave y cálida mano en mi poder, pero la vida nunca me ha favorecido. Al cabo de unos minutos llegamos al salón de clase, a esas cuatro paredes:
-Yo creo -dijo él apresuradamente- Que el profesor no ha llegado, no veo a nadie excepto a los estudiantes, ¿lo logras ver?
Mira por dentro del salón a través de la ventana transparente pero solo vi, como dijo Sebastian a los estudiantes.
- No veo al profesor -desee decir algo gracioso y con temor dije- No hay muros en la costa soldado, podemos entrar sin ningún problema.
Tenía temor de que no sonriera o lo dijera por cortesía pero al mirarlo seguía siendo un niño.
-Coronel, podemos entrar juntos! -puso su mano en su frente como los soldados cuando ven a un superior- Podremos entrar sin problemas!
-Si! Vamos! -con mi mano hice una pistola y lo mire divertida- Soldado no desobedezca las órdenes de su coronel.
-Ah? Yo no desobedezco, simplemente no veo liderazgo en usted -dijo con una voz segura y a la vez nerviosa-
Hablamos por unos minutos fuera del salón hablando de todas esas cosas y jugando como niños de primero sin preocupaciones, nos distrajimos hasta que la campana dio la hora de salir de este lugar. Fuimos caminando hasta una calle, yo sabía que si el caminaba hasta mi casa conocería mis temores más profundos.
-Sabes, puedo caminar hasta mi casa sola -mi voz sonaba temerosa- Adiós
-Espera! Quiero conocer a tus padres y tenemos tareas, podemos hacerlas en tu casa.
En esos momentos mire esa casa, y ese encierro, entre susurros me dije que lo protegería de todo lo que pasará, que nadie le haría daño a el.
"Si no te puedes proteger a ti misma, como lo vas a proteger a el"
Eso era verdad, cuantas veces ellos habían pasado sobre mí como si fuera un tapete, ese era mi infierno viviente, no quería que nada malo pasara, no quería que lo lastimaran.
Pero, cumpliré sus deseos, camine a mi casa con temor, no sabía si estaba temblando pero sabía que nada bueno iba a pasar, tenía miedo, miedo a que ellos lo lastimaran y él me dejara sola o no quisiera volver a verme otra vez, tenía miedo...miedo a la soledad.
La gran puerta de marfil estaba frente a mis ojos, tenía mucho miedo, pero tome valor y lo mire:
-Estas seguro? Puede que no estén y es mejor no molestarlos,oh mejor vamos a tu casa, sería mucho más cómodo.
En ese mismo momento las puertas del infierno se abrieron y vi cómo esa figura negra me miraba y después miraba a Sebastian, instintivamente me puse delante de Sebastian como si yo fuera el caballero que protegería a la princesa en peligro, el noto que algo malo estaba pasando, pero entonces (por obra y gracias de dios) se me ocurrió algo que podría salvarnos el pellejo a los dos.
-Seño- pare y pensé muy bien mis movimientos- Madre, te presento a mi mejor amigo Sebastian, vinimos a hacer tareas, espero que no le moleste.
Si ella le hacía algo Sebastian le diría a algún encargado de adoptados o simplemente a sus padres y este juego terminaría, esto era como un ajedrez contra ellos, y yo hice mi primer movimiento con seguridad total y sabía que ella tenía que mover la ficha o estaría en serios problemas si alguien de cuidados infantiles investigaba que hacíamos en la casa, este juego está a mi ventaja. Lo único que vi en su cara fue comprender que yo tenía la ventaja y tenía que hacer su movimiento pronto, cuando escuchamos sus palabras supe que gane la primera ronda contra ella, pero faltaban más obstáculos.
-Muchas gracias señorita, es usted muy amable -dijo Sebastian entre halagos a mi supuesta madre- Prometo terminar las tareas rápido.
Mi madrastra solo se limitó a sonreír falsamente y a hablar con el, mientras ellos hablaban busque a mis fichas de apoyo y también a mis enemigas. Observe la casa y parecía tranquila y silenciosa hasta que mis hermanos menores bajaron corriendo, ellos eran mi preocupación y mi alegría, todos ellos eran menores, les decía conejitos, por qué eran pequeños y tiernos a mis ojos, los abrace con todas las ganas del mundo pero mi alegría duró poco, por qué cuando ellos bajaron las escaleras detrás de ellos vino una ficha enemiga, mi maldito hermano Peter, cuanto lo odiaba, pero ahora en esta situación no podía pelear con él por qué la persona a la que trato de proteger estaba a mi lado saludando a mis conejitos y presentándose como todo un caballero, el alzó la vista y lo vio, durante unos segundos ellos se miraron en silencio y de sus bocas no salió ninguna palabra, hasta que por fin el bastardo hablo:
-Al fin un amigo de mi "hermanita", no recibimos muchas visitas de ese tipo, bienvenido a nuestra casa.
Hablaba mientras bajaba las escaleras con su mano en el bolsillo, yo mire a Sebastian buscando salvación echa por el, quería ver esa sonrisa pero lo único que vi fue una seriedad, no propia de el, él parecía un adulto, me sentí por un momento relajada, por qué la persona que estaba viendo era el rey de mi ajedrez que estaba tomando su rol en este juego, se sentía su confianza, sabía que él ya había deducido quién era el que me hacía la vida imposible. Pero Peter solamente bajo y fue a la cocina sin dirigirme la mirada, me sentí tan aliviada que me tire al suelo y puse mi mano en mi cabeza suspirando y mirando al cielo, parecía que hoy Dios me estaba ayudando, solo por hoy parecía que me estaba favoreciendo, Sebastian levantó a uno de mis conejitos y me pregunto dónde estaba mi cuarto, me levante y camine escaleras arriba, los conejitos nos seguían, mire cuidadosamente si había alguien más cerca de nosotros pero no, camine con temor hasta mi cuarto, mi puerta era negra, era muy fácil distinguir cuál era mi cuarto, le señale a Sebastian y abrí la puerta mirando adentro, mi cuarto era igual que siempre, mi cama estaba desorganizada , mi escritorio tenía cartas y hojas encima de el, se podía ver una pequeña lámpara de color rosado sobre este y el armario donde se encontraba mi ropa, camine dejando mi maleta en su pequeño puesto y vi cómo Sebastian miraba mi cuarto con curiosidad e igual mis pequeños conejitos que jamás habían tenido la oportunidad de entrar, mire mi ventana la cual estaba cerrada y en un movimiento rápido deje entrar la luz a mi cuarto, se veía linda la luz en mi cuarto. Acto seguido mire a Sebastian que tenía en sus manos algo, cuando mire con cuidado que era, eran mis bragas que esta mañana por pereza no las
deje en su lugar, se los arrebate de un golpe y los tire a la canasta, quería que la tierra me tragara, no podía ni mirar a Sebastian que en estos momentos debía de estar riendo a carcajadas.
- Lindas bragas -dijo él entre risas- Tienes buen gusto a la hora de escoger que comprar, ¿No?. Solo escuche más carcajadas y los conejitos se reían sin saber la situación,quería que me tragara la tierra, en mi mente gritaba y no sabía qué hacer, simplemente suspire y lo mire:
- Señor Sebastian ¿no íbamos a realizar las tareas?, o usted le a mentido a mi madre.
-Vamos! Es la primera vez que entro al cuarto de una chica, después podemos hacer tareas, simplemente podemos hablar y después nos portamos como niños buenos.
Se acostó en mi cama como si fuera la suya y los conejitos le siguieron, parecía el conejo líder de la manada, me daba risa, en absoluto no me molestaba para nada que él hiciera eso, él era mi amigo y podía relajarse sin coger mis bragas. Pensé por unos momentos y lo mire con cierta curiosidad. Quería saber más de él pero me daba temor preguntar, podía incomodarle preguntas como: ¿tú madre esta muerta? ¿Tu padre está muerto? ¿Tus padres están casados? Conozco esas preguntas y sé que son incómodas, demasiado, y causan un poco de tristeza y dolor a la persona a la cual se les pregunta. Evitaba mirarlo por qué me causaba incomodidad mirar a la gente fijamente, era como acosar a alguien, me parecía divertido decir acosar o acosador, es un término divertido, no es divertido cuando te lo hacen, pero si cuando lo dicen.
- Oye, líder conejo, tú...¿tienes familia?
-Claro, entonces quien piensas tú que me da alimento o paga mis gastos personales, no soy un dios o un millonario mujer, y hablando de eso, si yo soy el líder conejo tú eres la mujer conejo.
-¿Y yo por qué?
- Por qué si yo soy el líder conejo tú eres mi esposa, es muy obvio, y estos conejos -acaricio a mis conejitos- Son nuestros hijos.
No sabía si lo que sentía era felicidad o nervios, en mi mente había una guerra, no de dolor, sus palabras me estremecieron: "si yo fuera el conejo líder tú serías mi esposa" "¿No es obvio?" Mi mente gritaba de pena y nervios, sentí como mi cabeza se calentaba como si hubiera estado bajo el sol todo un día, podía poner un huevo sobre mi cabeza y se cocinaría en dos segundos. ¿Eso era...sonrojarse? Era la primera vez que me sonrojaba y no quería que él me viera, le di la espalda de golpe y fingí que estaba buscando algo, pero de un momento a otro pensé...No, esto no es verdad, es fingir solamente, nadie quiere estar a mi lado, las personas que están a mi lado sufren, no quiero que a él le pase esto, él es especial para mí, esto no le debe pasar a el, debo decirle que se aleje de mi, pero...no puedo alejar a mi líder conejo, es el...alguien, no, él no es alguien, él es un ángel. Adoro como él es tan amable, él es muy alegre.
- Oye, quieres ver lo que te traje? -me dijo sacándome de mis pensamientos- Es algo que pude ver cuando fui a la feria hace unos días y pensé en ti. ¿Quieres verla?
-Claro.
El miro dentro de su maleta y la revolvió por unos minutos, vi su cara de preocupación y comprendí que no la había encontrado y peor aún no la tenía con el. Supe que le empezó a dar ira no encontrar lo que buscaba, pude ver su decepción y tristeza, me daba pena verlo, un regalo para mí era un gasto innecesario, mi madre solo me dio un regalo y fue su anillo de compromiso, me dijo que lo cuidara por qué era importante para ella, me gustaría saber por qué, nunca pude ver a mi padre. ¿Esas son lágrimas de ira o de decepción? Verlo de esa manera era humillante, llorar no es para débiles pero las personas lloran por qué sufren,¿por qué el líder conejo sufre? ¿Qué causa su dolor? ¿El regalo? Yo...yo lo resolveré, me acerqué a él y levante su cara, le sonreí y le dije:
-Si haz déjalo el regalo en tu casa o en otro lugar, podemos ir por el, si es importante para ti, dime, yo puedo ir por él o podemos ir juntos, da igual, iremos por el si así lo deseas.
El solo me miró aún con esos ojos llorosos y sonrío, esa sonrisa me hizo feliz, demasiado para poder describirlo, solamente pensé: Si él entró y fue difícil, como será sacar a el líder conejo de esta casa, otra vez hablar con mi "madre" o con Peter, lo que más me preocupaba es ver si papá estaba es casa, era de noche, la situación dejo de estar a mi favor, ya todo estaba en contra mía. Otra vez este sentimiento de miedo, no podíamos salir de ahí sin causar un caos, era de noche, teníamos que ir a su hogar, teníamos que pensar como volver, además de que teníamos que esquivar los obstáculos, esto era un cristal opaco, no podía ver lo que causaría mi lección, eso me preocupaba.
-¿Quieres ir a mi casa? -dijo el líder con una voz serena- Puedo hablar con mis padres, puedes llevar uniforme y cosas personales para que mañana no vuelvas a este lugar, sino que camines conmigo al colegio, ¿qué opinas?
-¿Yo? ¿Me hablas a mí? Yo ir a tu casa, yo estar es tu casa -tartamudeé- ¿Enserio?!  Me encantaría!
-Empaca tu ropa y tus cosas personales, puedes bañarte en mi casa y puedes hacer tus...necesidades en mi casa.
-Claro.
Tome una maleta y abrí mi armario mirando su interior que parecía un caos, busque mi uniforme y mi ropa de cambio (pijama) además de cosas personales (cepillo de dientes, bragas, mi cepillo para peinar, y cosas que usan las mujeres ¿No?) empaque lo que más pude y levante la ventana, coloque la maleta en mi espalda y lo mire:
-Caballero,¿quiere saltar conmigo? Vamos a un mundo de aventuras a buscar un regalo.
-¿Quieres ir de aventura? Pero, tus padres te pueden regañar y además que se pueden preocupar.
-Si claro, ellos me deben de amar demasiado para hacer eso y ellos, mi estimado amigo, no lo hacen.
-Una pregunta incómoda ¿verdad? -dijo mirando a otro lado-
-Demasiado
Salté y me golpee mi rodilla, nunca fui buena saltando, ni escapando. Solté un pequeño grito y llore dejando caer lágrimas, me dolió, me dolió mucho joder, el salto con cuidado y le miro riendo, sabía que si pudiera él se tiraría al suelo riendo pero no lo hace por cortesía, se limitó a pararme y a revisar mi rodilla.
-¿Estás bien? Te ves un poco -río levemente- herida
-Caballero, usted sabe que reírse de una dama -lo empuje con fuerza- está mal!
Me levante con un poco de orgullo mientras él se levanta y corrimos a su casa, yo solo lo seguí mientras el corría sin mirar a atrás, admito que mire una vez y pude ver mi casa alejándose. Cuando llegamos quede un poco asombrada, eso no era una casa, era una maldita mansión gigante hermosa y asombrosa, jamás pensé que un chico rico fuera a ese colegio, pero al lado había una casa más pequeña igual de linda y gloriosa, se veía que la cuidaban bien y pensé: "¿tendré que adivinar cuál es la casa de el líder?" Pero él respondió mi pregunta, el caminó hacia la casa pequeña y linda, me alegra saber que él era como yo.
"El no es un monstruo o un suicida,¿en que se parece a mí? El era solamente un muchacho normal y yo...solamente una chica enterrada en la oscuridad, no lo olvides"
Mire la casa asombrada, no era como la casa de al lado pero era tierna y linda, como el, el camino y miro la casa de al lado con ira, yo supe en ese mismo instante que algo había sucedido con los habitantes de la casa de al lado, algo que no comprendía era, ¿Por qué había una mansión gigante del tamaño de noventa elefantes estaba al lado de una casa tierna y amable, pequeña y linda? El caminó y miro la puerta, acto seguido toco el timbre, una linda y corta melodía salió de ella, alguien abrió la puerta y pude presenciar lo que pude deducir a la madre del líder conejo.
-¿Sebastian? -dijo ella al verlo y lo miro con un poco de ira- ¿Estás son las horas de llegar? Ya habíamos hablado de a qué horas debías de llegar y a qué horas debías de salir y ade.
Paro en seco y me miró, pude ver que me miraba con un poco de curiosidad y a la vez le extrañaba verme, pensé que jamás había visto una chica, pero pude ver cómo sus ojos brillaron como si yo significará algo para ella, quito a Sebastian casi mandándolo a volar y mirándome fijamente, se posó en frente mío y me tomo de los hombros, solamente pronunció unas palabras:
- La madre de mis nietos
-¿!Que?! -dijo Sebastian corriendo hacia ella haciendo que me soltara de un empujón-
Solamente la mire con un poco de incertidumbre, me causaba curiosidad pero risa de las palabras que dijo, solamente me miró y salió corriendo adentro de la casa, escuché que llamaba a todos los que estaban adentro de esta y les decía que había una invitada, una "chica" sus palabras exactamente fueron: "una chica invitada de nuestro pequeño" Bajo un hombre, dos niños pequeños y un adolescente (gran familia para una casa tan pequeña) pero detrás de ellos bajó una chica que se le podía ver que no tenía ningún parentesco con alguno de ellos, era una chica linda, pelo largo ojos verdes y un cuerpo "hermoso", todos me miraron por unos momentos y rieron, miraron a Sebastian y dieron un grito de alegría, la señora mama (no sé cómo se llama así que simplemente y con respeto pondré un apodo) fue corriendo a la cocina seguida de señor papa para preparar la cena, los dos pequeños niños vinieron y me miraron de cerca, sonrieron y me preguntaron cosas normales: cuál es tu nombre, edad, y demás cosas que preguntas cuando conoces a alguien. Después de unos momentos organizaron la mesa y sirvieron los platos, carne, arroz y ensalada:
-Por favor siéntese señorita.
-C-claro.
Me senté un poco incómoda, a mi lado derecho de hizo Sebastian y al lado izquierdo la chica adolescente que por alguna razón me miraba raro, como si fuera su enemiga, mire a Sebastian el cual estaba avergonzado y comía con mucha pena, todos me miraban, trataban de disimular que me miraban pero se les notaba desde lejos que querían saber de mí, después de unos minutos empezaron las preguntas, ellos se turnaron.
-Señorita, ¿Cuál es su nombre?
-Mi nombre...
El real o el que uso para mentir a la gente, le dije a Sebastian mi nombre de mentira, si decía mi nombre real el sabría que yo le había mentido, pero no quería mentirle a su familia, mire a Sebastian y tome su mano, él me miró extrañado, tome aire y les dije sonriente:
-Mi nombre es Alice, Alice Collins.
Sebastian me miró extrañado pero no soltó mi mano.
-Un nombre lindo -dijo señora mama- Mi nombre es Vanessa, un gusto conocerte.
Todos empezaron a presentarse y después de terminar la comida, Sebastian dijo con un poco de temor: Mar- freno y me miró- Alice se quedará a dormir y mañana irá al colegio conmigo
Todos se quedaron asombrados y nos miraron extrañados, creí que su mama de iba a negar pero lo único que dijo fue:
-Esta bien.
Acto seguido se paró tratando de parecer una mujer elegante, camino escaleras arriba, después la escuchamos gritar de emoción y los demás la siguieron contentos gritando que organizarían la cama, todos excepto una, la chica que me creía su enemiga, lo único que dijo fue:
- Inaceptable, Sebas, por qué dormirás con ella, debes dormir conmigo, vine a quedarme una semana, no seas cruel! Merezco tu atención, desde hace años no nos vemos y ahora aparece ella, y todo termina por culpa de una aparecida!.
Sabía que esas palabras iban en contra mía, me levante de mi puesto lentamente y mire a Sebastian el cual se levanto de golpe y la miró con ira, no le dijo nada solo me miró y caminó escaleras arriba sin decir nada, me limité a mírala, ella tenía sus manos en la mesa y su cabeza abajo.
-Alice! Ven, ya es hora de dormir.
-Ya voy
Camine escaleras arriba sin dejar de verla, pensé:
"Ella lo ama, y me ve como una amenaza, por qué yo también lo amo y eso hace que ella se sienta insegura de mí y yo de ella"
Camine y lo mire sonriendo, señalando un cuarto, camine hacia el con inseguridad y pensando: ¿Por qué ella estaba aquí? ¿El la invito? ¿El la ama? O la peor de las preguntas: ¿El me ama?

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2016 ⏰

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