El Reto

1.1K 27 0
                                    

El coplero Florentino
por el ancho terraplén
caminos del Desamparo
desanda a golpe de seis.
Puntero en la soledad
que enlutan llamas de ayer,
macolla de tierra errante
le nace bajo el corcel.
Ojo ciego el lagunazo
sin garza, junco ni grey,
dura cuenca enterronada
donde el casco da traspié.
Los escuálidos espinos
desnudan su amarillez,
las chicharras atolondran
el cenizo anochecer.
Parece que para el mundo
la palma sin un vaivén.
El coplero solitario
vive su grave altivez
de ir caminando el erial
como quien pisa vergel.
En el caño de Las Ánimas
se para muerto de sed.
y en las patas del castaño
ve lo claro del jagüey.
El cacho de beber tira,
en agua lo oye caer;
cuando lo va levantando
se le salpican los pies,
pero del cuerno vacío
ni gota pudo beber.
Vuelve a tirarlo y salpica
el agua clara otra vez,
mas sólo arena sus ojos
en el turbio fondo ven.
Soplo de quema el suspiro,
paso llano el palafrén,
mirada y rumbo el coplero
pone para su caney,
cuando con trote sombrío
oye un jinete tras él.
Negra se le ve la manta,
negro el caballo también;
bajo el negro pelo'e guama
la cara no se le ve.
Pasa cantando una copla
sin la mirada volver:
-Amigo, por si se atreve,
aguárdeme en Santa Inés,
que yo lo voy a buscar
para cantar con usté.

FLORENTINO Y EL DIABLO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora