2.

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Después de esa maravillosa noticia (nótese el sarcasmo) fui a casa con la peor de mis caras. Hasta mi madre me preguntó lo que me pasaba. ¿Tanto se notaba?

Sinceramente, no se que hacer. Nunca he hablado con ella, ¿como se supone que voy a hacer un trabajo cuando ni siquiera nos hemos dirigido un hola?

*.*.*.*.*.*

Seguía en ese mismo lugar, en medio de la nada en un campo. El mismo campo de mi sueño anterior. Solo que está vez ni estaba solo. Se veía una silueta en la lejanía pero podía notar que era una mujer. Tenía el pelo negro azabache que le llegaba por la cintura, este era ondulado.

Me iba acercando y más detalles se podían apreciar. Su piel era morena. Era bajita, su cuerpo tenía una figura pequeña, pero no tanbto. Su cintura era pequeña pero tenía una cadera ancha, y sus piernas se veían un poco más anchas gracias a su baja estatura. Llevaba un Jean y una camiseta azul con detalles en blanco. Tenía unas converse blancas. Ya estaba a centímetros de ella.

Le toqué el brazo y lentamente se fue dando la vuelta, vi su perfil, tenía una nariz respingona pero muy bonita, sus ojos eran del color del cielo con un toque de verde. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas, era simplemente hermosa. Cuando se dió la vuelta por completo pude apreciar los pequeños detalles en su cara. Tenía muchas pecas, eran adorables. También tenía una cicatriz en la barbilla, pero era muy pequeña, apenas se veía.

De repente, empezó un vendaval que casi me hace caer. La chica lentamente se fue alejando. Todo se volvió negro, no podía ver nada.

Me levanté con la respiración agitada. Seguía recordando con exactitud el rostro de aquella chica. Parecía tener más o menos mi edad.

Ya en el instituto, me dirigí hacia mi taquilla, recordando al chico que me ayudó a abrirla.

Subí las escaleras, y justo en frente del baño de las chicas vi a Katherine y James Harrison besarse, bueno prácticamente parecía que se querían comer la lenguas. Era asqueroso para la vista.

Entré a la clase de literatura, vi al profesor Michaels girar levemente la cabeza para seguir con su clase. Me senté en una de las mesas de atrás, alejado de todo el mundo, solo quería prestar atención a la a clase.

Dirigí la mirada hacia el chico que me ayudó a abrir mi taquilla, se dió la vuelta y me saludó con la mano. Yo hice lo mismo, confundido por su repentina amabilidad.

Las clases terminaron y yo ya estaba bajando por las escaleras. Fui el último al salir ya que la profesora de matemáticas quería hablar conmigo.

Divisé a Katherine recostada en una de las taquillas. No había nadie en los pasillos así que se me hizo algo raro.

Pasé de ella y seguí mi camino hacia la salida, ansioso por probar los deliciosos tallarines que mi madre haría hoy.

"¡Hey, nerd!" Creo que ese grito lo habría escuchado hasta el conserje. ¿Que diablos estaba haciendo?

Me di la vuelta lentamente, deseando no ver su cara. Me quedé con la mirada gacha.

"¿Qué quieres?" Mi tono de voz salió mucho más grave que cuando hablo. Me sorprendí.

"Tenemos que quedar, puedo el jueves, de 5 a 7."

"No puedo el jueves, tengo cosas que hacer."

"¿Como que? ¿Ver películas porque no tienes amigos con los que hablar?" Su voz estaba llena de burla. Me calentaba la sangre. Controlate Nick.

"Eso a ti no te incumbe. A lo mejor tengo muchos más amigos que tu. Ahh verdad, tu no tienes amigos. Las personas solo están contigo por tu popularidad, no porque te quieran."

Vaya. Muy bien Nick.

¡Hey, nerd!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora